
Estresada después de caminar una tarde por las calles internas del centro de San Andrés, entre ruidos infernales de cientos de motocicletas y automóviles; los semáforos dañados, la gente con afán-no sé de qué- pasando el uno al otro, difícil cruzar las avenidas; caras… peinados, maquillajes; olores… venta de pescado, fritos, humos negros...