Nuestras islas son un microcosmos no solo de las culturas sino de los conflictos históricos y presentes del Caribe. Por eso la fascinación con su historia, aunque aún nos falta mucho por conocer. Esa historia la desciframos no solo desde documentos y mapas sino también con objetos y construcciones.
Como un pequeño sello de plata que cuenta una admirable y trascendental aventura económica, nuestro espacio en la historia universal y cómo nuestras islas fueron marcadas por eventos sucedidos en Inglaterra y el Reino Unido. El sello de la historia.
La First Baptish Church en La Loma y Fort Warwick en Santa Catalina son vivos y poderosos ejemplos de construcciones que nos hablan de dónde venimos. Otro es ese sello que se encuentra en exhibición en el British Museum de Londres y que ayudó a sellar la historia de nuestro archipiélago, así como asegurar su importancia estratégica que le hizo jugar un fundamental en el orquestación de las rivalidades coloniales que marcaron nuestro presente y que explican por qué estábamos en la órbita del imperio británico pero terminamos en una parte de lo que quedó tras la partición del imperio español que nos reclamó pero no nos quiso colonizar.
Este pequeño objeto cuenta una fascinante historia y nos permite descifrar múltiples mensajes y hechos a través del tiempo. Habla de nuestros antepasados, de los sitios de donde vienen, de sus interacciones, del intrincado proceso histórico de las islas, de los diferentes momentos de nuestra historia que marcan nuestro presente. Es una señal del pasado que ayuda a celebrar la identidad del presente. Nos permite hacer un viaje a través del tiempo, para entender nuestra historia cruzada con la de muchos otros países y culturas.
Es de la compañía de colonización de Providencia, la empresa comercial y de piratería inglesa que en 1629 dio inicio a la historia moderna de nuestras islas y las incorpora a la telaraña cultural, política y económica del Caribe, entonces en centro del mundo, que eventualmente amalgamaría las bases para forjar nuestra identidad y crear una cultura y una etnia anglo caribeña que hoy día tiene el estatus legal de riqueza cultural de una nación latinoamericana. Habla de toda una sociedad. No solo de los ricos y famosos que colonizaron Providencia.
Es un objeto que subraya nuestra conexión y herencia compartida con Inglaterra, conexiones infinitas que viven en cada rincón de las islas y que corren por nuestra sangre multicultural y multiétnica, que nos ayuda y nos obliga a confrontar ese remoto pasado para atender y entender mejor los retos étnicos e identitarios del presente. Nos ayuda a guiar el debate de lo que somos y hacia dónde vamos.
El sello fue adquirido en subasta en 2015 de herederos del secretario de la compañía por 25 millones de pesos por el museo, el sitio turístico más visitado de Londres. Las autoridades colombianas no intervinieron para adquirirla.
Un destino divino
La leyenda plasmada en el sello es ‘Legem Eius Insulae Expectabunt’ (Las islas esperarán su ley’, Isaías 42:4) que desde luego sugiere la misión cristiana de la compañía Providencia que operaba en paralelo a una intención comercial y últimamente de piratería cuando Inglaterra comenzó a incursionar en el Caribe para compartir con España los tesoros del nuevo mundo a través del pillaje.
La colonia de 1629 en Providencia es el único asentamiento británico en el territorio colombiano moderno (los escoceses tenían uno llamado Nueva Caledonia en Panamá) El sello nos recuerda que España no estaba interesado en nuestras islas más allá de su ubicación en el mapa. Porque no tenían los codiciados oro o plata, pero tenían agua, madera, tierra fértil, un puerto seguro y sobre todo una posición privilegiada. Por eso los ingleses las ocuparon y las colonizaron, en particular para hacerse con el botín que los españoles se llevaban en sus goletas, muchas de las cuales yacen en nuestros cayos y mar de siete colores.
Escapándose de la persecución en épocas del reformismo y su idea de la purificación de la iglesia anglicana que se creó por Enrique VIII tras la separación del catolicismo en el contexto del reformismo religioso en toda Europa impulsado por el pensamiento renacentista liderado por Martín Lutero, los puritanos querían formar un jardín del edén en el Caribe y estaban convencidos de que lo iban a lograr en Providencia mientras cultivaban y pillaban.
Providencia por ende es también el resultado del estrecho vínculo de los puritanos con la colonización para fines lucrativos y tiene un paralelo con historia de la formación de los Estados Unidos, cuyos inicios fueron financiados por algunos de los mismos pioneros que financiaron la colonia en Providencia. De esa época aún quedan en toda la isla matas de algodón que exportaban a Europa y en Pueblo Viejo una que otra de granadilla, que los locales llaman ‘plongonat’.
En lo que hoy es Pueblo Viejo (Old Town) establecieron el asentamiento de New Westminster. En Londres, Westminster es el centro neurálgico del poder donde está el Big Ben, el parlamento y el palacio de Buckingham, lo cual confirma también el poder político de los puritanos en Inglaterra. El más prominente de todos fue el famosísimo Oliver Cromwell.
Estos valientes puritanos financiaron el barco Mayflower que jugó un papel esencial en la historia de los Estados Unidos. En febrero 1631 su barco hermano, el Seaflower, que ya había transportado puritanos a Norteamérica, salió del puerto londinense de Deptford y llegó a Providencia en mayo del mismo año, para poblar con más gente la colonia puritana creada en 1629 cuando transportaron a varios colonos y esclavos de las Bermudas hacia la isla.
La compañía o aventura colonial nunca prosperó como empresa agrícola. Aunque creyeron que la única forma de practicar su forma de vida era ceñirse a las sagradas escrituras con actividades económicas legítimas, su interés en la piratería era evidente. Daniel Elfrith, al escoger a las islas para la colonia después de un minucioso recorrido por el Caribe, reportó en 1629 a los financiadores en Londres de que las islas estaban ubicados ‘en el corazón de las Indias Occidentales y en la boca de los españoles’. Además de la piratería otra gran contradicción de la compañía era la esclavitud, algo que no cuadraba bien con los muy religiosos puritanos.
Por su éxito como base de piratería contra los barcos españoles, España ordenó la toma de la isla y lo logró el famoso Francisco Díaz Pimienta en 1641 después de dos intentos fallidos. Las islas fueron ocupadas esporádicamente por los próximos 150 años. Morgan en 1670 y las usó por muchos años como base y desde ellas saqueó y quemó a Panamá en 1671. Solo hasta finales del siglo XVIII se da una ocupación permanente cuando comenzaron a llegar colonos y personas esclavizadas británicas desde Jamaica, liderados por Francis Archbold, iniciando la formación de una sociedad sedentaria, una étnica anglo afro-caribeña, que hoy llaman la pueblo raizal.
Vestigios de la compañía Providencia son varias baterías de defensa y el majestuoso Fort Warwick en Santa Catalina, cuyo nombre fue en honor al promotor y financiero más importante de la compañía Providencia, el Conde de Warwick.
PD: Para los muchos isleños y colombianos que hoy visitan Londres gracias a que ya no se exige visa, el sello está expuesto en Museo Británico (British Museum) en el nivel 3, sala 46, vitrina 15. La entrada es libre.
