Alrededor del mundo hay muchos movimientos independentistas y el separatismo se acelera en regiones con relaciones históricas conflictivas con el Estado central. También ocurre la contrario y los países se asocian más para atender agendas comunes.
Cataluña, Quebec y Escocia han sido los más sonados casos de separatismo. Los últimos dos fueron a referendos aprobados por el Estado pero la población rechazó separarse de Canadá y del Reino Unido, respetivamente. Cataluña es un caso extraordinario: su gente votó para separarse de España pero no se pudo prosperar por las barreras constitucionales.
El caso Cataluña demuestra que un proceso independentista puede ser bien complicado, donde el tire y afloje entre el Estado central y la region que quiere irse puede volverse desagradable, y siempre habrán intentos de soborno a través de mayor autonomía para convencerlos de quedarse. El problema es que esta estrategia puede incentivar aún más las ganas de independencia.
Los que buscan una independiente San Andrés se enfrentarán al mismo problema. En el proceso puede que Colombia otorgue mayor autonomía para bajar las tendencias separatistas. O puede aplicar mano dura como hizo en los 1970s.
El paso hacia la independencia es más fácil en otros sitios, algo que se estudia con detenimiento y profundidad en círculos raizales. El territorio francés en el Pacífico sur de Nueva Caledonia (NC) va a tener un referendo independentista en el 2018. Esto fue acordado por Francia, a la cual pertenece desde 1853. NC envía parlamentarios a la Asamblea Nacional en París y sus ciudadanos son franceses. Pero tiene su propio parlamento y gobierno, con ciertas limitaciones.
Inicialmente fue una colonia penal. A medida que la población francesa crecía las tensiones aumentaron con la población nativa (llamados Kanaks, un 45% de la población). Una revuelta de los nativos en 1878 provocó la pérdida de más de 1000 vidas y fue la excusa francesa para aplicar represión y mano dura. Los Kanaks perseveraron y consiguieron mucha autonomía y ahora el referendo con vista a una total independencia.
La profunda división social local se ha dado a la par con el aumento de los europeos (un tercio de la población y dueños de la economía y casi toda la mejor tierra) y la subsecuente pérdida de los Kanaks de sus tierras ancestrales. Also así pasa en San Andrés, aunque no tan subido de tono.
San Andrés y NC: océanos aparte
Hay muchas similitudes entre NC con respecto a Francia y San Andrés y Providencia con relación a Colombia. Pero igual hay muchas diferencias que señalan lo difícil que es la vía independentista para San Andrés. Tres saltan a la vista.
1. NC fue invadida por Francia y tomada como colonia, mientras nuestras islas son colombianas en virtud del principio del derecho internacional llamado uti possidetis juris, y el ejercicio de más de 200 años ininterrumpidos de soberanía. Las islas entraron a formar parte automática de Colombia tras el fin del imperio español ya que administrativamente dependían de lo que llegó a ser Colombia
Sin embargo, para muchos locales, Colombia mas bien tomó posesión de las islas como cualquier otro país colonizador y los isleños residentes en aquella época, todos súbditos de la corona británica, no tenían alternativa ante la eventual fuerza ejercida por el nuevo país andino, y mas bien se vieron subyugados
La incorporación a Colombia en efecto se dio bajo control militar de las islas. Esta posición es sustentada en documentos en los archivos ingleses. El argumento oficial de Colombia es que hubo decisión voluntaria de incorporación, pero no hay pruebas y las evidencias existentes más bien apuntan a lo contrario.
En todo caso, los fallos de la CIJ de La Haya del 2007 y 2012 dictaminan que las islas son colombianas, a pesar de haber reconocido que casi todos las aguas a su alrededor son de Nicaragua.
2. Algo importantísimo de anotar es la cuestión estratégica. NC está bien distante de Francia y de seguro una carga financiera para París. En cambio, nuestras islas son de un enorme significado estratégico para Colombia toda vez que le permite tener más aguas en el Caribe, aún muchas a pesar de lo legalmente otorgado a Nicaragua por la CIJ pero aún no entregado por Colombia.
3. La última gran diferencia se relaciona con las circunstancias que antecedieron el llamado al referendo y que hicieron mover el péndulo a favor de los separatistas. En NC el proceso político local lo domina una lucha armada contra Francia y una compleja situación política de conflictos comunitarios y étnicos que obligaron a París a ceder.
En nuestras islas la tensión política es mínima y no existe violencia inter-comunitaria o contra el Estado. No hay pues, a pesar de los agravios que algunos raizales sienten que Colombia ha cometido contra ellos, un elemento inherente al proceso político local ni presiones externas para Colombia considerar otorgarle autonomía o independencia al archipiélago.
Sí hay mucho descontento hacia Colombia, agravado tras el fallo de La Haya del 2012. Esto fue evidente esta semana con la huelga de hambre en Providencia por aparentes promesas no cumplidas y por el curiosísimo incidente de un hotel que hizo un enorme hueco en la carretera sin que autoridad local alguna supiera o interviniera. Promesas incumplidas y un vacío de autoridad que hace que mucha gente hace lo que le venga en gana, generando desorden y violencia, son ya rutina.
No solo hay un vacío de autoridad sino que las decisiones nacionales se sobresaltan a las instancias locales; las instituciones no se comunican ni parecen coordinar acciones; esto debilita a las instituciones isleñas que se sienten inútiles para actuar ya sea por matoneo presupuestario de Bogotá o por desconocimiento de competencias (CORALINA quedó muy mal parada con el incidente del hueco - tunel).
Todo lo anterior es evidente también en el estancamiento del prometido estatuto raizal (aparentemente por falta de interés de Bogotá, según reportan en las islas. Perciben que ya los de la capital no ponen la energía ni los recursos como antes).
Todo lo anterior es facilitado por la tendencia de instituciones de Bogotá de decidir todo lo que se hace en las islas sin tener en cuenta la opinión y las normas locales, de esta manera otorgando legitimidad a los argumentos locales de que las islas son tratadas como colonias. La total dependencia de las islas de lo que giran desde Bogotá no augura cambios en esta triste situación que ni ayuda al país en sus relación con las islas ni hace avanzar a las mismas.
No estamos en la lista de la ONU
En cuanto a las avenidas diplomáticas internacionales conducentes a una independencia vía un referendo, primero convendría que las islas estuvieran en la lista de descolonización de Naciones Unidas para legalmente ser vistos como territorios coloniales en proceso de descolonización. Esto otorgaría mucha legitimidad a los argumentos separatistas.
Marcos Archbold, líder de un grupo separatista en los 1970s, hizo lobby para lograr esto pero Colombia ejerció fuerte presión para que la Asamblea General de la ONU no procediera. Archbold en cambio tuvo que salir del país por amenazas. Murió en Estados Unidos. Varios miembros de ese grupo desaparecieron de la faz de la tierra, algunos en circunstancias muy extrañas. Literalmente fueron a pescar y no volvieron. Hubo denuncias pero nada se hizo.
Estando en dicha lista, sin embargo, no garantiza un voto independentista ni mucho menos una vía hacia la independencia. Implicaría solamente el ejercicio de fuerte presión diplomática contra Colombia para hacer algo. Y ello sería un triunfo significativo para las personas que buscan este escenario y el inicio de un largo proceso incómodo para la diplomacia colombiana.
La cuestión independentista debe ser acordaba en todo caso entre el supuesto estado opresor y el pueblo oprimido. La ONU solo ejerce presión y puede servir de garante del proceso y, de ser necesario, otorgar recursos a una posible nueva nación que se forme.
Dicha lista ha estado plagada de contradicciones y tiene un tinte de izquierda, anti-europea y anti-americana, aunque tramitó casos muy válidos como el de Timor del Este con relación a Indonesia. Hoy día la lista incluye a Bermuda, Gibraltar y las Islas Falkland/Malvinas, todas las cuales están bien contentas con seguir siendo británicas.
Vías legales cerradas
En cuanto a las vías legales nacionales y locales, en Colombia es posible un referendo o una consulta popular local para llamar a una autonomía parcial o total de las islas, bajo los mecanismos de participación ciudadana establecidos en la Constitución de 1991 y reglamentados por la Ley 134 de 1994. Para forzar un referendo se necesita el respaldo de al menos un 10% de los ciudadanos del censo electoral y deben participar en la votación todas las personas registradas. La Registradora estaría obligada a actuar.
En NC el parlamento francés ha restringido el derecho al voto de los franceses residentes, lo cual otorga una alta probabilidad de que el sí a la separación de Francia salga victoriosa. De llegar a un referendo en nuestras islas, la única forma para el voto raizal ganar sería restringiendo a los no raizales, algo no sólo ilegal sino difícil de trazar porque no se sabe quién es o no raizal. El Congreso colombiano tendría que legislar aquí y es predecible que no hará algo que afecte los derechos de los no raizales en el archipiélago.
El mayor problema es que habría que proceder antes con un acto legislativo ya que la Constitución dice tajantemente (artículos 101 y 310) que nuestras islas hacen parte de Colombia. Esto es algo similar a lo que enfrenta Cataluña con respecto al Estado español, lo cual llevó al Tribunal Constitucional de España a declarar nulos todos los actos independentistas promulgados por el gobierno autónomo de Cataluña. La posibilidad de que un acto legislativo dejando ir a las islas sea aprobado por el Congreso de la República es casi nula bajo las actuales circunstancias.
Y en el remoto evento de ser aprobada una reforma a la Constitución para sacar a las islas de la lista de territorios que conforman a Colombia, habría que llamar un referendo local para endosar dicho acto.
Solo en la muy remota eventualidad en que el Congreso colombiano dicte una excepción para incluir solo a raizales en el voto, todos las personas registradas en el censo electoral pueden participar en el referendo.
Hay otro factor muy importante y es que no todos los raizales quieren una independencia. De manera que el sueño de una auto-determinación con miras a una independencia es algo bien distante, si no, imposible.
Aparte de los cuellos de botellas legales, lo absolutamente primordial aquí son recursos financieros que sustentarían una eventual San Andrés independiente. NC posee el 25% de los depósitos conocidos de Nikel, algo que le otorga la posibilidad de ingresos propios. Podría hasta convertirse en un centro financiero.
San Andrés, en cambio, no tiene la ventaja de ingresos financieros propios suficientes y por lo tanto su dependencia financiera de Colombia es absoluta, algo que claramente utiliza la condescendiente burocracia capitalina como mecanismo para hacer perseverar la dependencia.
La idea del centro financiero internacional para nuestra isla es buena pero muy poco probable que se consolide teniendo a Panamá y a las Islas Caimán cerca, ambos de mucho prestigio e historia, ventajas que claramente no tendría San Andrés por la cuestión de la droga. De modo que para las islas la relación financiación/autonomía se vuelve un círculo vicioso y un punto muy débil que acompaña a las barreras legales.
Por eso el riesgo del camino independentista es bien incierto, al tiempo que la lucha por mayor autonomía no tiene una plataforma sostenible y justificada para otorgar una mejoría de las cosas en las islas. Al fin y al cabo, la OCCRE, el mayor aspecto de autonomía otorgada a las islas, demuestra que la autonomía por si sola no funciona.
