Podía comenzar esta nota diciendo que frente a cualquier otro equipo que no fuera Colombia siempre apoyaría a Argentina y que lo haría por el simple hecho de que cuando Gabo andaba por el mundo con los borradores de Cien Años de Soledad debajo de su brazo, bastante descuadernados por cierto, fue la editorial argentina Sudamericana la única que creyó en que aquel manuscrito.
Desordenado compendio que les llegó en una bolsa de manila de la época y en donde su autor en lugar de enviar el borrador con el comienzo de la obra, en su afán de escritor pobre y desprotegido de la riqueza y hasta de la gracia de Dios, terminó mandando el final de lo que luego sería la obra más grande de la literatura hispana después del Quijote de Miguel de Cervantes Saavedra.
Este pibe de nombre Gabriel García Márquez tenía para ese entonces 47 años y hacia parte del llamado ‘boom’ latinoamericano de la literatura compartiendo honores y rivalidades con otros escritores como Mario Vargas Llosa, también Premio Nobel de Literatura.
En efecto, el ‘Buenos Aires Querido del Abasto de Gardel’ fue el primero en acoger, y mucho antes que Bogotá, la obra cumbre de la literatura latinoamericana. La obra del cataqueño fue recibida como propia en todos los círculos literarios de Buenos Aires incluso en aquellos donde Borges era casi un Dios.
Fue amamantada con el mismo fervor con que los hinchas de Boca o River defienden desde las tribunas de sus estadios a sus equipos, en los cuales han triunfado colombianos de cómo ‘Chicho’ Serna, ‘el patrón’ Bermúdez, Juan Pablo Ángel, Mario Alberto Yepes, y más recientemente en uno de esos equipos –exactamente River Plate– el gran Radamel Falcao Garcia.
La escuela de este club de balompié exquisto con sus caza talentos y casi con el biberón en la boca a sus filas, lo pusieron a debutar antes de cumplir 18 años, lo convirtieron en ídolo, y aun hoy la llegada de Radamel al camerino de ese plantel como visitante es motivo de orgullo para técnicos, jugadores y directivos. Lo consideran un hombre de la casa, fue River para información de algunos olvidadizos quien le hizo gran parte la vida futbolística a nuestro querido Falcao. No nos olvidemos.
Con James Rodríguez aconteció algo similar fueron los argentinos los primeros en creer en que ese niñito que vivía en Medellin y que tan solo tenía 16 años, tenía todo el potencial para en un futuro llegar a los más grandes equipos del mundo. No fue River, no fue Boca, ni siquiera independiente o San Lorenzo, fue el menos encopetado Banfield que lo crió, lo arropó le dio calor, cariño y hoy –gracias a eso– es uno de los más grandes jugadores del mundo pretendido incluso por los más grandes clubes del mundo como son Real Madrid y el Bayern de Munich.
Los clubes de futbol argentinos en la última década han sido el corazón, los riñones y el estómago conductores de glorias de nuestros futbolistas en el antiguo continente, la Europa que hoy tiene los ojos puestos en nuestra cantera, esa cantera fue abierta al mundo entero por el futbol argentino.
Y no olviden que antes que Falcao y James ya habían triunfado algunos otros en equipos diferentes a Boca, River y Banfield como son los casos Iván Ramiro Córdoba que del San Lorenzo pasó a ser figura del Inter de Milán y la del malogrado Palomo Uzurriaga en el Independiente, no digo más por qué son tantos los casos de futbolistas colombianos aplaudidos y bien recibidos en Argentina que nos tocaría hacer una crónica de cuatro columnas.
Entonces que me hablen despectivamente del genio natural del argentino que yo compararía con la desfachatez costeña a la hora de calificar un hecho, no llegaría para nada a desconocer la importancia de las escuelas de futbol de ese país en el antes y en el ahora de las estrellas de futbol Colombiano de la actualidad.
Si a eso le agrego mis sentimientos musicales por Sandro de América y por Leonardo Fabio y si le agrego también el condimento literario del caso de Gabo… el día del último partido del mundial entre alemanes y argentinos, la camiseta gaucha me quedaba muy bien y hasta elegante.
Finalmente, la actual realidad del futbol colombiano como en el pasado se dio con Adolfo Pedernera y el recientemente fallecido Alfredo Disteffano, hoy es tenemos que reconocer que también Argentina está presente al lado del gran José Néstor Pekerman el estratega que hoy nos tiene en uno de los lugares más altos del futbol mundial.
Don José como muchos otros técnicos argentinos que han hecho historia en el futbol colombiano se ganoó el respeto y la admiración de todo el país, esos triunfos que desde las eliminatorias se afincaron en el mundial le da hoy el galardón de uno de los mejores técnicos que ha tenido el tricolor nacional y no nos cansamos de decir gracias Don José, gracias Pekerman. Gracias Argentina.
