Hace 21 años, un día como hoy, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), declaró el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, como Reserva Mundial de la Biosfera (RB) ‘Seaflower’. Un tesoro de la humanidad. (Foto: Miky Calero)
Cada nuevo aniversario nos recuerda la responsabilidad asumida con dicha distinción, renovando los compromisos asumidos de un proyecto de vida sustentable y sostenible, involucrando en el intento al conjunto de la sociedad, sintonizada, claro está, con ese gran anhelo.
Un propósito que, a dos décadas de su existencia, dista aún bastante de haber sido comprendido y consolidado… Una RB es mucho más sencilla de comprender que lo que reflejan las acciones y actitudes de muchos de los que toman las decisiones sobre sus recursos, su pueblo y su destino.
Más que un título o categoría, es un camino por el cual transitar teniendo como faro una vida sostenible en pro del futuro de aquello que sintieron todos los que alguna vez se enamoraron de este maritorio: su belleza natural y la riqueza de su cultura ancestral.
En este nuevo aniversario –en el que no hay mucho que celebrar, salvo el hecho de estar vivos– meditemos y reflexionemos sobre su significativa importancia, y trabajemos para que los postulados que le dieron vida hace 21 años se materialicen por fin y para siempre. Manos a la obra.