Algo más pausado, menos emocional pero seguro y con sólidos argumentos legales en el día de hoy, Colombia ha dicho que la CIJ no debe estudiar y decidir el caso por dos razones fundamentales.

Primero que no tiene jurisdicción en virtud de habérsela quitado al salir del Pacto de Bogotá con efecto inmediato y  segundo, que la Corte debe declarar inadmisible el caso por cuanto lo que pida Nicaragua ya es 'cosa juzgada' y totalmente establecida en el fallo del 2012.

Colombia comenzó por decir que respeta las normas internacionales. Esto tal vez como respuesta a las  duras críticas de Nicaragua la semana pasada. Pero lo hace también para justificar su argumento que Nicaragua no quiere aceptar que ya se fijaron las fronteras definitivas con el fallo del 2012.

Colombia ahora acusa a Nicaragua de desacato al querer ignorar la decisión de una frontera definitiva.

Esto resultará altamente paradójico para algunos, toda vez que precisamente a Colombia se le acusa de no respetar y aplicar el fallo del 2012 porque no le conviene y porque la realidad legal del fallo no va acorde con las realidades político-estratégicas que requiere Colombia. Este divorcio  entre lo legal y lo real ahora Colombia se lo achaca a Nicaragua.

Los raizales y la revisión de la sentencia

De nuevo se menciona 'de paso' a los raizales y el impacto que causó la sentencia del 2012. Colombia dice también que Nicaragua hace un intento de hacer que la Corte revise su sentencia del 2012, algo no permitido.

Pero independiente de que la Corte no tendría jurisdicción y el caso de la plataforma continental de Nicaragua ya está definida en el fallo del 2012, Colombia alega tajantemente que su contendor no presentó un caso concreto y válido de que tiene derecho a la plataforma continental que pide y que coincide con la que se genera de la costa Caribe colombiana.

Este martes se conocerán las cartas de Nicaragua, que de no tener un buen as bajo la manga, dificilmente podrá obtener una resonante victoria como la de 2012.