El pintor isleño que inspira sus obras en la madre naturaleza

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Puede ser arte de flor y naturaleza

“En mis exposiciones me gusta que las personas se sientan como abejas dentro de una flor polinizando, les saquen el jugo a las pinturas y se detengan a observar las bellas formas que se encuentran en las flores”, Eligio Corpus Suárez. Entrevista a fondo.

Entre la fauna y la flora de su natal San Andrés, Eligio Corpus Suárez, soñaba con ser un buen pintor desde que era niño. Hoy, tiene 67 años y es uno de los artistas plásticos más importantes de la región insular. Egresado de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Costa Rica, logró que sus obras le dieran la vuelta al mundo en el barco crucero Queen Elizabeth II y con ellas representar la esencia de la naturaleza a través de la espléndida delicadeza de orquídeas, anturios y_poinsettias.

El ya consagrado artista, tan carismático, tan disciplinado, tan talentoso, a quien llamaban ‘Mr. Flowers”, consiguió además figurar las tradiciones culturales de los isleños con su mezcla frenética de colores, inspirada en la belleza de las aguas cristalinas de la isla y casas típicas llenas de hermosos relatos.

Sus flores, a veces grandes, otras veces pequeñas, presumen la frescura y la calma de este paraíso terrenal.

Sus amigos lo describen como un artista ejemplar que ha difundido el arte a través de nuevos semilleros, un hombre que todo el tiempo está creando con su composición de tonos, reflejo del mar de los siete colores, siendo su profesionalismo aquello que lo posiciona entre los mejores.

Se levanta entre las cinco y seis de la mañana. Cuando hace sus obras piensa primero en el formato, luego pone un bastidor y alista la tela, inmediatamente pinta con un color suave para cerrar los poros y, finalmente, se prepara para dejar su corazón y alma en el cuadro. Dice que una pintura deja de ser aburrida cuando se conoce la proporción del dibujo, el punto focal del cuadro, pero, sobre todo, cuando se distribuye el color dentro de la obra.

Puede ser un primer plano de flor

 

Al mismo tiempo que ganaba varios premios internacionales, entre los que se destacan, el doble primer lugar obtenido en Saint Augustine (Florida) por dos cuadros de flores hibiscus y un primer lugar por un póster realizado para el primer encuentro de guitarristas en Costa Rica, Eligio imaginaba con ser cantante, “una de las cosas que más me gusta hacer”, dice. También, vivía con la incómoda frustración de no haber aprendido a tocar guitarra y de no continuar perfeccionando sus dotes por los versos.

Nació un 5 de junio de 1953, es hijo de Alda Suárez Howard, modista y una de las primeras mujeres en elaborar artesanías en la isla, y de Walter Corpus Jones, un hombre ‘todoterreno’ que se convirtió en el primer representante a la Cámara de San Andrés, antes de ser el tercer alcalde de Providencia y el jefe del puerto de San Andrés.

A sus 13 años, Eligio representó a la isla en el primer Campeonato Nacional de Béisbol Infantil, realizado en Medellín. Dos años después, su pasión por el deporte y sus habilidades por el atletismo le permitieron debutar en el béisbol amateur con el equipo de ‘El Dorado’, del barrio San Luis, de San Andrés.

Pero como quien está destinado a cumplir su misión en la tierra, tan solo un año después, Eligio pasó del bate de béisbol a coincidir con las melodías caribeñas cuando entró a conformar el grupo folclórico Bahía Sonora, dedicado a las tradiciones musicales de su isla con bailes típicos como el Quadrille, Shottise, Mazurca, Mentó, Vals o Calipso. Era el año 1972, inicios de una nueva década que trajo a la isla tendencias separatistas, motivadas por la amenaza de la integridad cultural de los nativos y el declive de la economía, cuando Eligio participó en el Concurso de Polímeros Colombianos realizado en Barranquilla, siendo declarado ‘Bahía Sonora’ el ganador del primer puesto y Providencia segundo lugar.

Esta es la historia de Eligio Corpus, padre de la naturaleza isleña, hombre de rostro firme, pero de mirada tranquila, de cabello blanco, tez clara y cejas negras, quien actualmente trabaja con la gobernación de San Andrés, en el programa de formación artística, de la Secretaría de Cultura, enseñando a niños y adultos a preservar sus raíces culturales por medio de lo que más le apasiona, la pintura.

Puede ser un primer plano de flor

¿Qué recuerdos tiene de su infancia?

Siempre me gustó jugar con mis amigos bolita de uña, béisbol, baloncesto, libertad y bandera. Me encantaba correr y sudar mucho, era un atleta con habilidades para todo. También, me agradaba hacer barquitos con la concha de coco y competir con mis amigos. Estos barcos los hacíamos con tronquitos que venían del mar y con pedazos de tela que le robábamos a mi madre. Los sábados y domingos nos gustaba nadar frente a la Universidad Nacional Sede Caribe.

¿Proviene de una familia apasionada por el arte?

A mi madre le gustaba la artesanía, a mi padre cantar y dibujar. Participe con cuatro de mis hermanos en el coro de la iglesia católica Santa María Estrella de Mar. A mi hermano Fidel le agrada tocar la guitarra, a Cristina le encanta hacer artesanías, a Nila le fascina la costura y a Leanta cantar. Todos tenemos algo del arte que nos apasiona.

¿Qué tipo de música le gusta cantar?

Bolero ranchero y canciones religiosas.

En su niñez, ¿cómo era la relación con su familia?

Tenía una conexión muy bonita con mis padres. Yo era un niño muy travieso y casi nunca jugaba con mis hermanos menores. Siempre me gustaba divertirme con personas mayores para ganar más experiencia. Mi hermano mayor, Walter Corpus, a quien le encantaba las carreras de caballos, nunca jugó conmigo porque me llevaba casi cuatro años y tenía sus propios amigos, pero nos respetábamos mutuamente.

¿Cuándo fue la primera vez que pintó?

No me acuerdo, pero siempre me ha gustado la pintura. En el colegio dibujaba los barcos donde capitaneaban mis tíos. Los dibujos solían tener paisajes típicos de la isla y peces muy grandes.

¿Qué piensa su familia sobre sus pinturas?

Cuando le anuncié a mi madre que iba a estudiar artes plásticas en la Universidad Nacional de Costa Rica, se alegró mucho. Después de que se dieron cuenta de mis habilidades, mis padres estuvieron muy orgullosos de los trabajos que presentaba y exhibía. Por lo general, mis familiares siempre me han elogiado por mi labor y esfuerzo.

Hábleme de Costa Rica…

Es un país de gente muy amable, servicial, querida, que ama mucho a su país. Es un destino con brazos abiertos. Allá hice muchas amistades con las que sigo en contacto.

Se radicó por varios años en ese país. ¿Qué le hizo regresar a San Andrés?

Volví para ponerme a la orden del arte y para demostrar a la gente que después de viejo uno también puede lograr cosas.

Podría decirme lo que piensa de San Andrés…

Es una isla muy linda, muy amañadora y querida. Siempre será mi hogar.

¿Tiene vicios?

Nunca los tuve en la juventud, ni hasta ahora. Como buen deportista, no era bueno que fumara cigarrillo y tomara licor.

¿En su familia hubo buenos deportistas?

El hermano menor de mi madre, Enrique Olaya Suárez Howard, fue uno de los mejores lanzadores de béisbol de la isla de San Andrés.

Usted pinta principalmente flores de gran tamaño, ¿cómo nació su amor por la naturaleza?

Cuando empecé a trabajar en el ‘Vivero Tropiflora’ de mi amigo Gerald Thumann, en Costa Rica, para pagar mis estudios. Ahí me encontré con la naturaleza, aprendí a cuidar las plantas y a entender su proceso de crecimiento. El lugar tenía todo tipo de flores (orquídeas, violetas), y de vez en cuando llegaban algunos artistas. Gerald les daba espacio para que pintaran las plantas.

¿Qué lo inspira a realizar sus obras?

Lo que me inspira a realizar mis obras es la belleza de la naturaleza. En la naturaleza hay muchas cosas hermosas que hacen parte del paisaje creado por el señor.

Defíname la belleza...

Es todo lo que uno percibe y entra por la vista. La belleza está en las personas, en las formas, en la combinación de colores. Es resumir y poner las cosas en su lugar y utilizar las distintas figuras.

¿Con qué artistas se ha sentido identificado?

Cuando empecé a pintar flores grandes, los profesores me decían que yo dibujaba como Georgia O'keeffe, una muy renombrada artista norteamericana.

¿Aproximadamente cuántos cuadros ha pintado?

No tengo ni idea.

Tuvo que enfrentar la pérdida de una pierna por diabetes. ¿Cuándo se enteró que tenía la enfermedad?

En el año 2009, una mañana después de bañarme me di cuenta que los pellejos de un dedo de mi pie se estaban cayendo. Fui al médico y una niña me dijo: “yo no puedo hacer nada por ti, tiene que hospitalizarse”. Estando hospitalizado, el doctor Ricardo Bush me dice: “se tiene que amputar el dedo”. Me tocó viajar a la ciudad de Medellín para intentar salvarlo en la Fundación San Vicente de Paul. Estando allí me preguntaron por qué me amputaron, si el pie presentaba un 95 por ciento de circulación. Yo les dije que “el doctor Bush era el especialista y sabía lo que estaba haciendo”.

En ese sentido, ¿la diabetes ha sido un impedimento para continuar con su carrera como artista?

Una de las cosas que me ayudó fue que mi amigo Gerald Thumann empezó a comprar útiles para que yo dibujara. Eso permitió que ocupara mi mente y evitará pensar en ese momento de angustia. Los doctores del hospital San Vicente de Medellín decían que hacer dibujos era una terapia muy bonita.

¿Cómo fue el apoyo de sus familiares y amigos?

Mis hermanos me ayudaron socialmente. Mi madre y mi amigo Gerald fueron las personas que más me apoyaron anímicamente y a seguir adelante. Otros amigos me dieron fuerzas, pero nunca quise que me dieran la mano, pues siempre desee ser independiente.

¿Cuál es su mayor temor?

No poder ayudar a las personas que me apoyaron.

Hace seis años creó la Fundación Next STEP SAI, junto con 13 compañeros con discapacidad física. ¿Cuál es el propósito de esta?

Mejorar nuestra situación económica y demostrar a la gente que podemos ocuparnos, que servimos para algo y que somos útiles para la comunidad. Actualmente la organización está conformada por más de 45 personas, con distintas deficiencias físicas.

¿Qué actividades se realizan?

Hacemos artesanías, decoramos sillas con pedazos de cerámica, realizamos dibujos con pintura y también comidas típicas. Todos elaboramos cosas que nos agradan y nos enseñamos mutuamente.

¿Por qué cree en Dios?

Creo en Dios porque es un ser supremo que nos ha dado todo lo que tenemos y lo que somos.

¿Qué piensa sobre la muerte?

Es un paso más que hay que dar en esta vida. Es el último eslabón para llegar al cielo, si uno cumple con los mandamientos y las leyes de Dios.

¿Qué enseñanzas le ha dejado la religión para su vida?

Me ha enseñado a amar a Dios sobre todas las cosas. No importa dónde o en qué lugar esté, debo creer en sus palabras hasta el fin de la tierra.

¿A través de su arte ha generado conexiones para hablar sobre temas políticos o sociales?

Nunca he hablado sobre la política en mis obras, solamente trabajo mi profesión y quiero que sea aceptada y de un mensaje sobre nuestra cultura a la juventud.

Su obra (mural) titulada ‘Nuestros Valores y Costumbres’ ha presentado varios deterioros. ¿Cree que el Gobierno de San Andrés debe mostrar más preocupación por la recuperación de pinturas representativas de las Islas?

Nuestros valores y costumbres vienen desgastándose desde hace varios años. He presentado proyectos en diferentes gobiernos y no han querido hacer nada. No sé si soy el peor de los artistas, pero siempre tienen alguna excusa para no aceptar el cambio. En ese sentido, hace falta una preocupación del gobierno por conservar nuestro patrimonio cultural.

Hace más de 18 años que imparte clases de pintura a niños y adultos de la Isla de San Andrés. ¿Qué piensa sobre la enseñanza artística?

Es bueno enseñar, mientras uno educa va aprendiendo cosas nuevas. Al instruir, es conveniente entender que los niños no pueden ser de un día para otros artistas como Picasso. Aprender a dibujar es un proceso que requiere disciplina, tener una buena observación y saber mezclar los colores.

¿Qué está pintando ahora?

Más que todo paisajes típicos de San Andrés. Recopilo datos históricos de la isla e intentó dibujar cosas que recuerdo de mi niñez para que la gente sepa de dónde venimos y a dónde queremos llegar.

¿Qué aprendizajes le ha dejado el arte?

A ser más disciplinado, a tener dedicación por lo que me gusta y a ser un buen profesional.

¿Qué le diría a las presentes y futuras generaciones de artistas?

Que sean más aplicados, ordenados y metidos en lo que saben hacer. Además, les deseo suerte para que puedan lograr algo en esta vida y alcancen a viajar para tener nuevas experiencias. Nunca es tarde para practicar un arte. Yo sabía hacer muchas cosas creyendo que era bueno, pero al momento de ir a la universidad me di cuenta que apenas estaba aprendiendo a enamorarme de la pintura.

¿Cómo le gustaría que lo recordaran?

Quiero que la gente me recuerde como un artista que intentó hacer las cosas bien, un artista que representó la identidad cultural de los sanandresanos a través de sus obras.

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