Paciencia, perseverancia y esperanza

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En su reciente alocución semanal televisada, el gobernador Everth Hawkins Sjogreen, anunció un paquete de medidas entre las que sobresalen nuevas restricciones horarias para limitar la circulación de personas en el espacio público, incluyendo playas, y también el cierre total del comercio a partir de las cinco de la tarde.

Estas disposiciones, si bien afectan a sectores duramente golpeados por las cuarentenas de los últimos seis meses y despiertan una aguda sensación de impaciencia y enfado en la comunidad; son cabalmente necesarias para contrarrestar la ola creciente de contagios exponenciales en todo el territorio insular.

Sea por indisciplina social, ignorancia o simplemente mala fortuna, aquí no caben consideraciones semánticas, hay que frenar en seco la cadena de contaminación. Es cierto que las medidas desaceleran en buena parte la actividad productiva, mercantil y la apertura –a cuentagotas– del turismo; pero no es menos cierto que estamos frente una emergencia sanitaria evidente.

A propósito, también alarma la indefinición en el tema de la nueva Unidad de Cuidados Intensivos, obra recibida hace más de un mes por la administración; visitada y valorada por el ministro de Salud; ponderada por su diseño y mano de obra local; pero que, al día de hoy, no ha sido recibida por el operador del Hospital Departamental.

Al respecto, en la última alocución del Gobernador hubiera sido oportuna, además de necesaria, una aclaración pormenorizada –que otros importantes asuntos merecieron largamente– del problema de la UCI que mantiene en vilo a todos los habitantes del archipiélago, que junto a sus autoridades no han perdido ni la paciencia, ni la perseverancia y ni la esperanza.

Última actualización ( Lunes, 21 de Septiembre de 2020 05:18 )