En días pasados presenté en la Universidad Nacional una propuesta que he llamado ‘Iniciativa Seaflower’, que ahora someto a consideración de los lectores de EL ISLEÑO; se trata de una manera diferente de pensar el futuro del Archipiélago.
‘Iniciativa Seaflower’En días pasados presenté en la Universidad Nacional una propuesta que he llamado ‘Iniciativa Seaflower’, que ahora someto a consideración de los lectores de EL ISLEÑO; se trata de una manera diferente de pensar el futuro del Archipiélago. El último suspiroLe extendió la mano desde la cama y le pidió que se acurrucara junto a él, sin renegar, una sola vez. Desde la mañana tenía la extraña sensación de que se iba a morir a las seis de la tarde y así se lo dijo en el desayuno: –Cecilia, esta noche parece que me voy a morir, yo creo, calculo, tipo seis, después de la misa de cinco y antes de que pase el camión de la basura. Se busca…Se busca un candidato a la Presidencia de la República que acepte que los isleños somos una colonia de Colombia en el Caribe y que el archipiélago es netamente territorio raizal. Que intervenga la sobrepoblación, que defienda y sostenga la Reserva de Biósfera Seaflower y que gire 359 grados la educación en las islas. Si no hay uno… dem can lackop them place, take dem money and guaan. Los altares de DiomedesSon las siete de mañana en Valledupar y Nicasio Daza se prepara para asistir a una audiencia pública en la Fiscalía General de la Nación. El hombre está metido en problemas, su vecino de una vereda en la Junta Guajira lo acusa de cuatrero.
El asno y el alacrán: lucha a muerte¿Es posible evitar nuestra natural y humana idiotez? Sí. Érase una vez un burro cuyo nombre era ‘no jodaaaa’ –ese mismo burro, orejón, jetón, y todo, que anda campantemente caminando por nuestras ondas hertzianas como si la idiotez y la ordinariez, además de ser insuperable, fuera sólo lo más natural– y un alacrán, cuyo nombre era ‘mieda’ que querían cruzar un río. Querían llegar a la otra orilla de la vida; al lado amable de ella. El arca de la pazLa construcción de una nueva sociedad en Colombia será imposible si continúa el acecho agobiante y la amenaza tenaz de los fusiles. La violencia y el miedo que cunde en los municipios y veredas del país, a causa de la acción de la guerrilla y la consecuente persecución del Estado, tiene que acabar para que la justicia social que nos has sido esquiva tanto tiempo pueda tener cabida de manera más relajada. |
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