Creo firmemente que para que el Pueblo Raizal alcance su máximo potencial, es crucial conectarse con nuestros vecinos caribeños. Sin embargo, las conexiones significativas con los demás son imposibles sin antes reconectarnos entre nosotros como Pueblo Raizal.
Por "reconexión", me refiero a unirnos para abordar los problemas y desafíos actuales que frenan nuestro progreso y unidad como comunidad. Estos obstáculos incluyen conflictos internos, problemas históricos y luchas de poder que causan daño y división constantes entre nosotros.
Estas conductas solo benefician a nuestros colonizadores, quienes las utilizan para mantenernos atrapados en un ciclo de conflicto y división. Es confuso que a veces veamos estas acciones como positivas cuando, en realidad, al final nos perjudican a todos.
Mientras tanto, los raizales se pelean y se desacreditan públicamente. Los pueblos del Medio Oriente en nuestra isla han estado trabajando juntos y empoderándose en nuestro territorio, lo que les ha permitido tomar decisiones a través de su poder económico. También es lamentable observar la afluencia de personas de Colombia continental que llegaron aquí sin recursos financieros y ahora nos están contratando como pueblo raizal para convertirnos en sus trabajadores.
Es fundamental iniciar un proceso de transformación colectiva, mediante el cual podamos superar los patrones destructivos de conflicto y división que se han arraigado tan profundamente en nuestro tejido social. A la luz de esto, surge una pregunta fundamental: ¿cómo puede el pueblo raizal iniciar este proceso de reconexión para una posible conexión con el Caribe en base a la situación actual antes mencionada? El paso inicial es tener:
1. UNA VISIÓN CLARAMENTE DEFINIDA: Esto significa crear un marco que oriente a un pueblo a planificar su futuro en conjunto. Para lograrlo, es esencial tener una voz unificada que represente a todo el pueblo raizal, en lugar de sólo unos pocos grupos u organizaciones con sus propias ideas e intereses.
Durante demasiado tiempo, ciertos grupos u organizaciones raizales han dominado la conversación, esperando que todos adopten su ideología, exigiendo uniformidad y diciendo: "si no estás de acuerdo con mi manera de hacer las cosas, no tienes lugar en esta lucha. ¡No! Un grupo o una voz selecta no pueden hablar en nombre de todo un pueblo sin tener en cuenta su consentimiento. La unidad da la bienvenida a la diversidad, y por eso el pueblo raizal debe presentar un frente unificado en todos nuestros esfuerzos.
Tomemos el ejemplo de la India: se puede argumentar que la razón por la que los indios pudieron finalmente derrocar el gobierno británico es que, a pesar de sus diversos antecedentes religiosos e ideológicos, todos los miembros de la población india se vieron obligados a participar en un diálogo constructivo y reconciliar sus diferencias. Este proceso de deliberación condujo al establecimiento de una visión integral para el bien de la nación que aspiraban colectivamente a construir juntos.
No es posible que un individuo o un grupo raizal en particular representen y hable en nombre del pueblo raizal cuando se hace evidente que sus acciones están impulsadas por intereses personales. Como se suele decir en español, “O todos en la cama o todos en el suelo”.
La visión no sólo debe ser clara y unificada, sino también libre de cinismo, desconfianza y sospecha. El reverendo Raymond Howard dijo una vez: “La enfermedad infecciosa más destructiva que afecta al pueblo raizal es el cáncer de la sospecha y la desconfianza”.
Por lo tanto, una visión claramente definida tiene el potencial de facilitar una reconexión entre nosotros como pueblo raizal y lograr una transformación de nuestras circunstancias actuales que nos lleve a conectarnos con nuestros hermanos y hermanas del Caribe. Además, también necesitamos tener:
2. UNA MISIÓN CLARAMENTE DEFINIDA: Esto significa crear pasos estratégicos y directos para lograr nuestras metas en lugar de reaccionar a las decisiones y planes que se hacen por nosotros. A los raizales se nos suelen llamar ‘alka-seltzer’. Esto se debe a que somos conocidos por ser reaccionarios en lugar de proactivos. Hemos dependido demasiado de las decisiones del gobierno para guiar nuestras acciones. Creo que ahora es el momento de que cambiemos a un enfoque proactivo con un plan claro.
Nuestro objetivo debe ser lograr nuestra visión para nuestro territorio en función de nuestra propia comprensión histórica, social, política, espiritual y económica de lo que es mejor para nosotros. Debemos dejar de permitir que el gobierno nacional dicte nuestras acciones y de perder el tiempo en reuniones interminables que no conducen a ninguna parte.
Permítanme ser claro: ni el gobierno nacional ni los gobiernos locales priorizan las necesidades del pueblo raizal. Si fuéramos una prioridad, nuestras preocupaciones ocuparían un lugar central en la planificación gubernamental. En cambio, nos encontramos constantemente rogando apoyo, como un perro hambriento a los pies de su dueño.
Es hora de dejar de perder el tiempo y comenzar a hablar de manera constructiva entre nosotros para abordar nuestros desafíos internos y comenzar a reconectarnos entre nosotros. Esto nos ayudará a colaborar de manera más efectiva con otras islas del Caribe que también luchan por la autodeterminación.
Pensemos en el ejemplo de nuestros vecinos de Bonaire. Los habitantes de Bonaire decidieron unirse colectivamente para elaborar un plan de acción que condujera a la consecución de la autodeterminación de su territorio. Se vieron obligados a reconocer que sus colonizadores no los ayudarían en esta tarea y que sus intentos de entablar conversaciones con ellos mediante reuniones no dieron resultado. En consecuencia, no les quedó otra opción que seguir su propio camino de acción de forma independiente.
Malcolm X ofrece una propuesta sucinta y perspicaz en uno de sus discursos:
“Nadie puede darte libertad. Nadie puede darte igualdad ni justicia ni nada. Si eres hombre o mujer, lo tomas”.
A la luz de esta explicación y ejemplo, para que nosotros como Pueblo Raizal podamos establecer vínculos exitosos con nuestros hermanos y hermanas del Caribe, es esencial primero organizarnos bajo una visión claramente definida y una misión estratégica. Algunos no pueden ir al norte, otros al sur y otros al este y al oeste. Todos necesitamos unirnos bajo la misma visión y misión. Si podemos tener éxito en esto, creo firmemente que conducirá a la formación de una relación fuerte y beneficiosa entre nosotros y el resto de nuestros hermanos y hermanas del Caribe.
Para concluir, me gustaría citar la siguiente observación de Martin Luther King Jr., como llamado a la reflexión y a la acción: “Debemos aprender a vivir juntos como hermanos y hermanas o perecer juntos como necios”.
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Este artículo obedece a la opinión del columnista. EL ISLEÑO no responde por los puntos de vista que allí se expresan.