Diez años después de aquella debacle del 19 de noviembre de 2012, en la que se perdió gran parte de nuestro espacio ancestral; volvemos a la Corte Internacional de Justicia de La Haya a defender otra gran porción del maritorio sobre el que Colombia y el Pueblo Raizal han ejercido históricamente una presencia pacífica e ininterrumpida.
También una década después, la nación parece haberse sacudido de la ceguera inicial que la llevó a ignorar la importancia de dos factores esenciales para la fundamentación y estructuración de su defensa ante la Corte: la cuestión étnica y la cuestión ambiental. Subsanada en principio con la creación del ‘Raizal Team’ en 2017.
Para esta ocasión, en la que se juegan 200 millas de plataforma continental submarina en un caso de alta complejidad jurídica, técnica y científica; se impone una estrategia con argumentos de defensa consistentes y de sólida experticia, pero también –y no es un dato menor–, la presencia de seres humanos que sienten genuino dolor de patria.
Mujeres y hombres que encarnan los saberes ancestrales de los pescadores raizales que día a día perciben como se restringen sus espacios marítimos que son fuentes de vida y sustento, bien sea por los límites establecidos por la CIJ o por la invasión de depredadores que afectan la biodiversidad con su actividad insensata, peligrosa e ilegal.
En tal sentido, la presencia por primera vez en el equipo de la Defensa de una mujer raizal, nativa de Old Providence, que fue además directora de la corporación ambiental Coralina durante ocho años, período durante el cual se establecieron las Aguas Marinas Protegidas (AMPs) del Archipiélago; garantizan una legítima representación.
Así como lo hizo el abogado Kent Francis James en su intervención histórica ante la CIJ –por el tema del supuesto desacato alegado por Nicaragua– el 22 septiembre de 2021, logrando visibilizar también por primera vez al pueblo de las islas; la presencia viva de la coagente Elizabeth Taylor Jay en La Haya augura poner de relieve nuestro presente real y palpitante.
Como dice una vieja canción: ‘Diez años después, mejor decir que callar’. De manera que la mejor defensa es, primero la verdad y segundo, el convencimiento integral, transparente y armónico expresado en una línea argumental asumida finalmente por propios y extraños…