El voluminoso paquete de documentos probatorios que, a través de videos, fotografías y diversos testimonios, revisará la Corte Constitucional en referencia a la llamada ‘Reconstrucción de Providencia y Santa Catalina’, puede ser la evidencia final de que, tras el huracán IOTA, buena parte de su población sufrió una devastación aún peor: la del olvido oficial.
No se explica de otra manera que aún hoy, después de casi dos años del catastrófico ciclón categoría 5, haya familias mojándose cuando llueve, o reparando obras supuestamente entregadas por el consorcio de la reconstrucción o, peor aún, viajando a San Andrés o al continente a recibir atención médica por la ausencia de un hospital.
Pero el menoscabo de la memoria oficial no termina –ni comienza– con las tareas de restauración por obra y gracia de los huracanes del 2020. El desgreño administrativo hace rato que viene haciendo estragos, y otras construcciones como, por ejemplo, la Casa de la Cultura de North End en San Andrés, presenta fallas impresentables, aún sin inaugurarse.
Todos pudimos ver como el expresidente Iván Duque cortaba la cinta en una simbólica ‘entrega de obras’ de la añorada Casa de la Cultura hace apenas 20 días (el 31 de julio) y todos pudimos ver también como en estos días, tras las primeras lluvias intensas que debió soportar, la construcción se inundó exhibiendo goteras y filtraciones apremiantes en su estructura.
Esta historia de nunca acabar, de ‘elefantes blancos’ como el Tropical Park o el Colegio Cemed, por mencionar solo un par de la larga lista de grotescos desatinos insulares, se debe terminar. Ya son cuatro o cinco las generaciones que crecieron viendo al Sunrise Park cerrado, cercenando sus genuinos anhelos de contar con un parque de diversiones para disfrutar.
El Archipiélago debe salir a la luz, enfrentado los grandes desafíos como el cambio climático y la corrupción, con sentido de pertenencia, audacia y creatividad. Los vientos renovadores del gobierno entrante pueden ser una buena coyuntura –ojalá– para generar oportunidades de cambio y transformación. ¡Manos a la obra!