La Corporación Ambiental para el Desarrollo Sostenible de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Coralina), confirmó la presencia de la enfermedad de pérdida de tejido de coral, reportada por primera vez en Colombia tras recientes estudios a estos ecosistemas en Serranilla y Bajo Nuevo.
Según la entidad, la nueva afección denominada ‘enfermedad de pérdida de tejido de coral’ (SCTLD, por las siglas en inglés de stony coral tissue loss disease), se suma a la crisis coralina por su rápida acción y efecto letal.
Esta enfermedad fue registrada por primera vez en Florida en 2014; desde entonces, se ha extendido rápidamente por el Atlántico y toda la región del Gran Caribe, con casos en Jamaica, México, San Martín, Islas Vírgenes, República Dominicana, las Islas Turcas y Caicos, Islas, Belice, San Eustaquio, Puerto Rico, Bahamas, Islas Vírgenes Británicas, Islas Caimán, Guadalupe, Santa Lucía, Honduras y recientemente en el Archipiélago.
Este primer registro –añade el boletín– fue confirmado por biólogos de Coralina y expertos internacionales, en marco de la expedición científica 'Pristine Seas' de National Geographic Colombia, tras su paso por la Reserva de Biosfera (RB) Seaflower.
Antecedentes
También se conoció que, de manera conjunta, la autoridad ambiental, junto a la Universidad Nacional de Colombia, sede Caribe, Ecomares y el Instituto Perry Institute for Marine Science de Bahamas, venían trabajando desde inicios de 2022, en la formulación de un proyecto para prevenir la posible llegada de la enfermedad al Archipiélago y buscar un rápido tratamiento.
La peligrosa enfermedad coralina, se propaga rápidamente y ocasiona altas tasas de mortalidad entre los individuos afectados, incluyendo algunos de los corales formadores de arrecifes de más lento crecimiento y más longevos, como los de tipo ‘cerebro’, ‘estrella’ y ‘pilar’, que proporcionan hábitat y refugio para varios organismos marinos.
La pérdida de los mismos afecta en conjunto la salud del arrecife coralino y puede tener un impacto en cascada en los servicios ecosistémicos que el arrecife provee como ecosistema, como es el caso de la seguridad alimentaria, economía del turismo y protección costera para comunidades locales, entre otros.
Los manejadores de recursos naturales y sus socios a lo largo del Gran Caribe, están intercambiando activamente información y compartiendo mejores prácticas acerca del monitoreo de las enfermedades de corales, tratamientos y alcance.
Es por ello que Coralina extiende una invitación a pescadores, buzos y comunidad marítima en general, para que con base en las guías de identificación de la nueva enfermedad, se pueda dar alertas tempranas cuando se observen casos sospechosos durante sus prácticas.
Para ello es necesario que identifiquen adecuadamente el punto, tomar varias fotos a detalle de la colonia de coral presuntamente afectada y enviar la información al correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra robots de spam. Necesita activar JavaScript para poder verla .