La abogada caleña, María Isabel Ulloa escribió: “Es un reto enorme mejorar la calidad y la pertinencia educativa. La articulación de los esfuerzos será determinante para ser efectivos y para revertir, los inminentes efectos negativos del virus sobre la formación de nuestros niños, niñas y jóvenes, que serán, en el largo plazo, efectos sobre la posición competitiva y el desarrollo del país”.
Por su parte, a comienzos de noviembre del año pasado, el Banco de la República divulgó el documento: “Efecto de la pandemia sobre el sistema educativo: El caso de Colombia”, en el que los autores describen “el comportamiento reciente de algunos indicadores del sistema educativo colombiano tomando en consideración el efecto de la pandemia”.
Sabido es que el cierre de la Escuela trajo como consecuencia “una afectación de las habilidades cognitivas y no cognitivas de los estudiantes, una reducción del tiempo destinado al aprendizaje, síntomas de estrés, cambios en la forma en que los estudiantes interactúan, y una profundización de las desigualdades en el acceso y en los resultados educativos”.
A la vez, acarreó nuevos desafíos, pues muchos docentes no estaban preparados para enseñar de forma no presencial; además, hubo necesidad de adaptar los currículos, buscar estrategias de enseñanza para motivar a los estudiantes, revisión de las formas de evaluación del trabajo de los estudiantes.
Con el cierre, la matrícula escolar oficial pasó de 8.183.967 estudiantes en 2019 a 8.068.732 en 2020, siendo el más afectado el Nivel Primaria. Si de traslado de matrícula se trata, cerca de 77.300 estudiantes se pasaron a la educación privada y 243,801, se retiraron del sistema educativo.
En nuestro departamento la deserción por Niveles durante 2020 fue así: en Transición el 1,3% desertó, similar al 2019; en Primaria, el 1,6%, inferior al 2019; Secundaria 1,6 inferior al 2019; en la Media fue de 1,5% similar al 2019.
En cuanto a la mortalidad académica en el departamento, según el documento, fue así por Nivel educativo: en Transición se pasó del 0,8% en 2019 al 1,7%; en Primaria fue de 6,0% frente al 6,4% de 2019; en Secundaria la mortalidad descendió del 15,2% en 2019 al 8,3% en 2020; en la Media aumentó la mortalidad pasando del 8,2% al 8,9% en 2020.
Los resultados de las pruebas Saber 11 desnudan las profundas desigualdades e inequidades que vivimos en lo educativo, como en todo lo demás: “los resultados de las pruebas mejoran a medida que aumenta el estrato socioeconómico del estudiante, la educación y ocupación de sus padres y el acceso a las tecnologías de la información. Los resultados por áreas del conocimiento revelan el mismo comportamiento”.
Por ejemplo, la distribución de los puntajes de las pruebas Saber 11 por categorías socioeconómicas de los estudiantes nos muestran que en el Estrato 1 el puntaje es de 231 mientras que en el 6 fue de 282. No es de poca monta considerar que la interconectividad en este país de extremos es muy desigual, pues mientras que en las cabeceras municipales rodea el 66% en las zonas rurales y regiones apartadas a duras penas llega al 21%.
Aunque estas desigualdades son universales y “las brechas que ya existían en acceso, oportunidades, logros y resultados se están ampliando”, en Colombia también se ahondan, afectando la formación del capital humano, la productividad y el crecimiento económico en el mediano y largo plazo.
De las conclusiones que presenta el documento en comento entresacamos estas dos:
1. La pandemia obligó el traslado de estudiantes de colegios privados hacia colegios oficiales, aumentaron las tasas de deserción y repitencia escolar y profundizó las brechas en los resultados de calidad.
2. Los estudiantes que vivieron la alternancia obtuvieron mejores resultados en el puntaje global y por áreas de conocimiento de las pruebas Saber 11, con respecto a los estudiantes que permanecieron en el esquema no presencial.
Lo anteriormente expuesto nos permite pedirle tanto a docentes como a las autoridades educativas que reflexionen sobre el daño causado por acción o por omisión a miles de niños, y ya que se va a regresar a la modalidad presencial se busquen sin condiciones las mejores alternativas que enderecen el tortuoso camino por el que han conducido la Educación con Calidad en nuestro departamento durante estos terribles años de pandemia.
Pero el viacrucis escolar seguirá. Las autoridades, como Pilatos, se lavarán las manos y jurarán no tener nada qué ver con la tragedia que se avecina. Los sindicalistas, aprovechando la ausencia de autoridad, no cejarán en su egoísta lucha por el poder y seguirán pisoteando el derecho de los niños al no volver a clases pues, “No hay condiciones para el regreso a clases”, afirman sin reato de conciencia. Pero algo sí es claro: “no regresar a las aulas es lo que nos condenará a una tragedia social”.
--------------------
Este artículo obedece a la opinión del columnista. EL ISLEÑO no responde por los puntos de vista que allí se expresan.