Como si fueran pocos los efectos originados por los recientes fenómenos naturales que devastaron al Archipiélago, el escándalo de penosas proporciones ocurrido este lunes en la Asamblea Departamental, amenaza por crear un vacío de poder en el órgano legislativo local que, por lo menos, podría congelar su funcionamiento.
En efecto, al verificar el conteo final de los (11) votos correspondientes a la elección de la nueva presidencia y comprobar la victoria del aspirante Escorcio Christopher Pomare (Mappa) sobre Margith Bandera Espitia (Liberal), por seis votos contra cinco; el presidente Carlos Carvajal Jimenez (CR), aduciendo supuestos vicios de procedimiento, no solo anuló el triunfo del primero, sino que determinó como ganadora a la perdedora.
Este inédito proceder despertó el rechazo de los seis diputados que acababan de vencer en el conteo normal y, acto seguido, a la luz del público presente alzaron su voz de protesta por lo que consideraron una 'alcaldada' arbitraria, que derivó en un forcejeo verbal que por fortuna no pasó a mayores pero que, muy seguramente, traerá sus coletazos políticos y legales.
Según especialistas consultados por EL ISLEÑO, el argumento esgrimido por Carvajal Jiménez –que todos los votos de Christopher Pomare no contaban con su nombre completo– no es razón para invalidar la elección y, en todo caso, si se quiere, daría para repetirla. “El actual presidente ignoró el principio de eficacia del voto y la libre expresión del elector”, coincidieron.
Esta curiosa conducta no augura nada bueno para la corporación. Nada bueno para ella y sobre todo para las islas que necesitan de la unión y el trabajo de todos por encima de las rencillas politiqueras de siempre. Y mucho más ahora, en tiempos de calamidad y desgracia evidentes para la sufrida población, hastiada de tormentas de todo tipo.