La era del turismo sostenible

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Durante la celebración de la Vitrina Turística de Anato, el Departamento Archipiélago tuvo una participación marcada por dos hechos que le imprimen un sentimiento esperanzador. Primero, la presencia unida de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, tras varios años de concurrencia desglosada, y segundo, el anhelo claro y manifiesto de ambas administraciones –departamental y municipal–, en trazar una agenda conjunta ambientalmente sostenible.

El 2017, que había sido declarado por las Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el Año Internacional del Turismo Sostenible, esperaba sensibilizar a los actores responsables de tomar decisiones y al público en general, a sumarse a una contribución responsable, movilizando a la vez a los llamados grupos de interés. Sin embargo, en el archipiélago dicha plataforma, a pesar de esfuerzos estimables pero aislados, no se consolidó.

Es que en el contexto de la llamada Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el 2017 debieron fomentar cambios en las políticas, las prácticas de empresa y el comportamiento de los actores y consumidores para promover un turismo claramente sostenible. Y en este sentido la agenda de Naciones Unidas hizo énfasis en el papel de esta industria en los cinco ámbitos clave siguientes:

1. Crecimiento económico inclusivo y sostenible.
2. Inclusión social, empleo y reducción de la pobreza.
3. Uso eficiente de los recursos, protección ambiental y cambio climático.
4. Valores culturales, diversidad y patrimonio.
5. Comprensión mutua, paz y seguridad.

Y, repetimos, fuera de algunos esfuerzos aislados, dichos propósitos no se alcanzaron ni siquiera medianamente, por una razón también clara y precisa: nunca estuvieron en la mente y el espíritu movilizador que logra que, al fin y al cabo, una sociedad cambie en realdad. Dicho en otras palabras: la hoja de ruta del comandante a bordo y su tripulación, tenía otros planos. Y otros planes también.

En un planeta en llamas, absolutamente comprometido por el cambio climático, donde urgen las medidas de compensación en contraposición a la demencia arrolladora de la depredación ambiental; los postulados arriba mencionados no son un anhelo romántico. En absoluto. Son, claramente, el único camino para la salvación del planeta. Y, en el caso de las islas adicionalmente, patrimonio sustancial de mercadeo: paisaje, cultura y biodiversidad.

La nuevas administraciones del archipiélago, incluyendo a la autoridad ambiental, han dado muestras explícitas de coincidencias programáticas, de acción y de reflexión. Es hora de que el año del turismo sostenible se convierta en una vigorosa era. No obstante, para que esto ocurra será definitiva una profunda transformación del pensamiento y el comportamiento humano.

En efecto, hoy ya no se trata de dejarle un mejor mundo a las personas, sino mejores personas al mundo. Es urgente, es posible, es necesario.

Última actualización ( Domingo, 01 de Marzo de 2020 06:24 )