Papa 'fish trap'

Imprimir

INES.CELISEscuchando a mi padre de 83 años contar los recuerdos de no hace más de 40, me ubico y caigo en cuenta de que las historias no son tan viejas y veo cómo el futuro de las islas se nos está desvaneciendo como agua entre nuestras propias manos. Comenzó de buen humor aplicándome una adivinanza: “My father had a house, with many windows and one door…”

Después de corcharme por varios minutos me rendí y me dio la respuesta… “The fish trap”. La nasa. Esa trampa en especie de canasto hecho de cáñamo por donde entraban los peces y las langostas, y que nos dio de comer a mí y a mis diez hermanos por mucho tiempo. Tiempos de gloria. En la isla había expertos en construirlas.

Recuerdo cuando pequeña que llegaban a mi casa Mr.Hayes o Mr.Justo Lung y se iban con papá a “hall fish trap”. Mi padre tenía un gancho especial de hierro que terminaba en varias puntas, amarrado a una soga de muchos metros y lo tiraban en aguas profundas por el muelle departamental donde unos días antes habían “set the fish trap”. Volvían al rato con buena cantidad de peces dependiendo de la carnada o de la época del año. Los jack fish siempre eran de tamaños exagerados, gordos y plateados.

Para cazar langostas colocaban piel de caracol pala en latas a las cuales les hacían varios orificios y lo llamaban “scent up” para atraer esa especie. Cuando le colocaban cocos partidos por lo general se llenaba de yellow tail y un pocotón de doctor fish, que recuerdo ya estábamos cansados de comerlos en casa (¡desearía comer pescado fresco ahora mismo!).

El viejo nos llevaba en filita algunos sábados por todo el muelle y el barrio obrero sin casas, hasta donde ahora creo que queda Texaco y nos bañábamos en una orillita mientras el sacaba su nasa. A veces aparecían unos angel fish de hermosos colores y el nos decía que esos no se comen porque eran para decorar el fondo del mar y con delicadeza eran devueltos… ¡De una nos volaba la imaginación!

Con los años y el crecimiento poblacional en la isla, cuando mi padre con sus amigos iban a buscar sus nasas y ya no encontraban nada, por allí se acercaba alguien a decirles que unos muchachos miran dónde colocan sus trampas y bucean a robarles sus productos. Poco tiempo después mí papá no se aguantó y consiguió una nasa moderna que le hicieron de plástico y lo tiró por donde ahora es la marina 'del Nene', pero vaya sorpresa ni peces ni trampa. Solo decepción.

Mi padre y sus amigos se aburrieron y dejaron su hobby que también era una forma de alimentarnos. Hoy en día, ni peces, ni nasas; solo una partida de ladrones grandes y pequeños, que si te descuidas te roban hasta el alma.

Última actualización ( Sábado, 14 de Febrero de 2015 09:37 )