Dos problemas: Infopobres (I)

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OSWALDO.SANCHEZCerrada la Escuela por el resto del año, lo primero que se debe aceptar es que la transmisión de la información (“enseñar” en el lenguaje escolar) ya no será grupal sino individual y a través, especialmente, de las redes y la 'nube'. Y aquí hallamos un par de problemas a resolver: tecnologías y metodologías.

A raíz de la declaratoria de la emergencia sanitaria, el Ministerio de Educación dio a conocer la Circular N° 20 del 16 de marzo donde se estipulan las “Medidas adicionales y complementarias para el manejo, control y prevención del Coronavirus (COVID-19)”. Entre estas medidas está la de poner a disposición de la Escuela un banco de materiales digitales denominado ‘Aprender Digital: contenidos para todos’. Pero para que el niño se beneficie, debe tener acceso al banco; ¿lo tiene?

En el año 2016, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) advirtió que Colombia ocupaba el penúltimo puesto entre sus 35 miembros sobre penetración de la banda ancha móvil con un 45%, superando a Hungría, con apenas 40,1% en este tipo de servicio. El promedio de la Ocde era del 90,3%.

¿Quiénes son los que pertenecen a ese 55% de la población colombiana sin acceso a la banda ancha móvil? Saberlo dará claridad sobre dónde está y qué tan profunda es esa brecha digital “debido a los distintos niveles de alfabetización y capacidad tecnológica”.

El sociólogo Samuel Hoyos M., abordando el tema dijo: “En Colombia, el 50% de los hogares aún no están conectados -lo que representa 7.5 millones de hogares-, cifra que en zonas rurales asciende al 83% -equivalente a 2.6 millones de hogares-; además, el 38% de las personas aún no tiene acceso a Internet, según el DANE. Por su parte, el 60% de las empresas no realizan transacciones a través de Internet y el 30% de las microempresas ni siquiera se conecta”. Sabemos, entonces, cuál es la situación que viven la gran mayoría de nuestros niños que asisten a la Escuela Pública.

Sabiamente la ONU ha advertido que “el auge de la economía digital y de Internet es un peligro para ahondar en la fractura social” entre ricos (Inforricos) y pobres (Infopobres). Esta brecha no necesariamente es únicamente entre países, también la hay entre grupos sociales, ya que, para estar en condiciones de recibir los nuevos y avanzados servicios de telecomunicaciones, es necesario contar con redes de telecomunicaciones de gran capacidad, que solo podrán costear los de más ingresos, privando al de menores recursos del caudal de información y conocimiento que proporcionan.

En lo que atañe a nuestro Departamento, desde hace casi un lustro se habla de cómo ha sido estéril todo el esfuerzo y el gasto de tender un cable submarino exclusivo para el Archipiélago “para disfrutar de un buen servicio de internet y de transmisión de voz y datos”. Sumando el mal servicio de datos que ofrecen las empresas de telefonía celular en San Andrés, tenemos que seguir llegando a la conclusión que la pretendida educación virtual en San Andrés es inviable.

Agreguemos la insistencia de Fecode para que los docentes se abstengan de elaborar y hacer llegar guías de trabajo a los estudiantes (esta una de las “conclusiones” de la Junta Nacional que convocó al pasado paro virtual) y tenemos el dantesco espectáculo de la escuela a la que “asisten” nuestros niños en estos días de pandemia.

No debemos perder de vista que de lo que aquí se trata es de esta nueva manera de enfrentar el complejo proceso de enseñar y el de aprender, para lo cual es preciso una eficiente plataforma de aprendizaje que permita una amigable interacción con el estudiante, como lo expone el Ingeniero de sistemas y ex rector del Politécnico Grancolombiano, Fernando Dávila Ladrón de Guevara.

Dado que en el Departamento el principal instrumento para llevar a cabo esta “educación” virtual es “Un internet pésimo”, como lo afirma el Dr. Rafael Archbold, debemos concluir que tenemos una “educación” virtual ídem.

Para el Nuevo Comienzo de la Conectividad digital y acceso a la información, al PD Departamental le parece bien asignarle $11.244.230 (el 5,66% del total de la política: Infraestructura física dinamiza el desarrollo económico) durante el cuatrenio. Ante tantas falencias en este tema y sin que exista de manera expresa lo que corresponde a conectividad para la enseñanza, no tiene nada de raro que se pasen en blanco estos cuatro años y se postergue la introducción de tan vital herramienta en los procesos escolares de la enseñanza-aprendizaje.

Razón tiene Juan Carlos Montes Cadavid, Director General de ShiftPyC, al afirmar que a la lentitud de los gobiernos en desplegar políticas en temas de Tecnologías de la Información y la Comunicaciones (TIC) debemos agregar la casi total falta de visión tecnológica que se tiene para desplegar soluciones.

Podemos ir apagando...

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Este artículo obedece a la opinión del columnista. EL ISLEÑO no responde por los puntos de vista que allí se expresen.