De nueve en nueve

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EDNA.RUEDEA2Pareciera una coincidencia admirable, pero durante los últimos siglos de la historia de occidente los años que terminan en el número nueve, traen consigo panoramas nuevos. Aunque seguramente la lista que enunciaré a continuación dejará insatisfecho a más de uno, podemos comenzar con la revolución francesa del año 1789.

Una gesta orquestada en las casas de los más pobres, que, sumidos por una de las peores hambrunas de su historia, en condiciones sanitarias insostenibles, levantaban la mirada para ver un paisaje cortado por el asombroso palacio de Versalles y sus escandalosas excentricidades de lujo y superficialidad.

Sumado a un movimiento académico y coordinado por una nueva clase de intelectuales, fueron después, clara semilla para la independencia de países en otro continente: Colombia por ejemplo en 1819.

Luego de la bélica primera década del siglo XX, se desata en el 1929 la gran Depresión de la economía, provocando que los norteamericanos prueben toques del cataclismo que vivió Europa en la primera de las guerras mundiales.

Después del tratado de Versalles –sí otra vez, Versalles– Alemania queda como responsable de la gran guerra, y el castigo impuesto, principalmente por Francia, crea una generación lista para el desquite.

Entonces un pintor, excombatiente y antisemita (Hitler) lleva en 1939 al mundo a su segundo gran conflicto con el saldo de horror que conocemos. Terminado este oscuro periodo, se declaran ganadores y se divide el país germano, dejando familias a cada lado de un muro, pero además inventando una cortina de hierro que definirá lo que los países del primer mundo llamaran guerra fría, que nos dividió en dos ideologías que antes habían luchado de la mano (los aliados de la segunda guerra mundial incluían a Estados Unidos y Rusia), y que ahora se provocan con armas nucleares.

En este camino de tensa calma para el hemisferio norte, la carrera espacial toca un hito en 1969, cuando el hombre capitalista llega a la luna, dejándole un sin sabor a la contraparte. En el medio y con estas lógicas que en principio se presentan armamentistas, pero esconden solo procesos económicos, África y Latinoamérica llevarán la peor parte, con programas como el ‘plan cóndor’ que pone y quita gobiernos de acuerdo con las necesidades de la industria durante los angustiantes años 70’s. Este muro/símbolo que han creado los estrategas del mundo para distraer al pueblo, se derriba en Berlín en 1989.

Llegamos al año 2019, cuando los movimientos emancipatorios que protagonizan los países latinoamericanos, hablan de un nuevo orden social, de peticiones delegadas en el tiempo, de deudas históricas con obreros, etnias y estudiantes, usados hasta ese momento como carne de cañón para guerras dirigidas desde palacios y producciones sistemáticas de objetos que luego se les vende. Una lucha muy parecida a la de 1789.

El número nueve hila la historia con una asombrosa periodicidad, como si hubiese un ritmo a nueve acordes que moviliza a la humanidad.