El imbécil

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Usted vendiendo su voto demuestra que no le importa el techo a medio caer de la unidad de cuidados intensivos neonatales, ni las calles sin pavimentar, ni que los colegios no se terminaron, ni el agua que no le llega, ni la educación que lo esquiva y la conectividad sin adjetivos que nos inunda. Usted es un conformista que luego se sentará a criticar el gobierno si lo golpea alguno de los calvarios que tiene la isla.

Una vez establecida su imbecilidad, lo siguiente que deja notar es que además no tiene ningún respeto por su madre, y la trata con el desdén de una pelusa sobre el hombro.

Me explico: su mamá representa el primero de sus ancestros, su conexión con las generaciones que lo preceden, el vínculo desde donde usted llegó. Vender su voto habla de que, sea por omisión o absoluto desconocimiento, usted no valora las luchas de los indígenas, los negros y las mujeres para hacerse al sagrado derecho de votar. Usted además de imbécil es un apátrida, un ignorante y una mala persona (ya me enojé).

Cuando usted vende su voto, vende el alma del ciudadano: se vende a sí mismo, vende el futuro, el pasado y el presente; todo por 100 mil pesos para tres años, o sea 33.000 pesos el año, menos de 100 pesos el día. Usted está diciendo que estos, que se le acercan insinuantes, muchos de ellos con menor educación formal que la suya, con la ética de una hiena y la conciencia de un psicópata son mejores que usted y merecen gobernar. Usted no les debe nada, ellos a usted sí.

Enfrentarse a unas elecciones lo define a como ser humano, lo plantea libre y en secreto para definir ¿qué es lo que quiere que pase?, ¿qué es lo que quiere que cambie?, ¿dónde va a estar en una década?, ¿cómo quiere envejecer?, ¿dónde se quiere morir?

Usted, que ha visto caer contingentes de gobernadores investigados y luego presos ¿no siente acaso una responsabilidad con aquellos que no pueden votar? Vote, por quien quiera, por quien lo convenza, vote en blanco, vote al improbable, al favorito, vote rojo, blanco, azul, verde, amarillo, morado: pero vote sin venderse. No se fanatice por ellos, fanatícese por su familia y no sea imbécil.