Miss Rosa

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EDNA.RUEDEA2Advertencia de la autora: Si usted es de los que está esperando un líder mesiánico que traiga consigo todas las respuestas y pensadas todas las soluciones, puede que termine algo irritado con este artículo.

Seguramente usted no esperaría mucho de una modista de cuarenta y dos años, usuaria del transporte público, hija de un carpintero y una maestra, casada desde los veinte, miope y recatada. Esa mujer pasaría desapercibida, si lo que usted está buscando es un héroe de capa y mirada con rayos laser.

Más aún, si esta menudita mujer, no hace nada realmente, quiero decir, no grita, no se altera, en realidad no se mueve. Y sin embargo, el 1 de Diciembre de 1955, en la ciudad de Montgomery, luego de pagar diez centavos para el bus con letrero Cleveland, de sentarse en la quinta fila permitida para las personas de su color, esta mujer cambió la historia del mundo al simplemente negarse a moverse de su silla.

Las cientos de absurdas leyes del país que en el planeta defiende los valores de igualdad y libertad, obligaban a los negros a arrinconarse, ocultarse o abstenerse de usar los espacios de los pálidos. Durante 200 años de historia común, fueron no solo sistemáticamente mutilados en sus derechos, si no que a fuerza de hacer creer que esto era lo correcto, gota a gota consiguieron hacer sinónimos negritud, violencia, pobreza e ignorancia. 

Pero ellos no conocían a Miss Rosa Parks, y mejor aún, Miss Rosa nunca les creyó. Como un acto reflejo, se aferró a su bolso, cruzó las piernas y no se levantó hasta que fue arrestada. Había desafiado todo lo que los ‘red necks’ tenían y daban por cierto. 

Su desafío se convirtió en la llama que incendió el corazón de gente oprimida en cada uno de los aspectos de la humanidad, inspiró el discurso de un jovenzuelo, uno de esos recién graduados, un psicólogo con ínfulas de orador: un hombre con un sueño, un tal Martin Luther King.

Su gente que era tan pobre como puede ser un esclavizado recién liberado, no tenían otra cosa que hacer que negarse a usar el autobús que la había rechazado, pero no solo ese, todos los autobuses de la compañía. 

A pesar de la lluvia, de los zapatos rotos, de las amenazas y los linchamientos del KKK, la resistencia de Miss Rosa se contagió por trecientos ochenta y dos días, en los que se mantuvo el boicot y se logró presionar para que los cambios fueran reales. 

Rosa, una costurera sin mayores pretensiones, encarnó en su modestia la génesis de un movimiento que en el mundo incluyó a Barack Obama, Nelson Mandela, MLK, Malcolm X, Cesar Chávez y es ejemplo para todo el que sienta que no está en sus manos la revolución, de cómo reposa en la gente común la transformación de los paradigmas.

En su memoria, por su natalicio el 4 de febrero de 1913, debemos preguntarnos cual será nuestro papel en el cambio.

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EL ISLEÑO no se hace responsable por los conceptos emitidos en esta columna de opinión, los cuales no comprometen su pensamiento ni su postura editorial.

 

Última actualización ( Domingo, 10 de Febrero de 2019 05:04 )