Uno sabe que está viejo si empieza a creer que todo era mejor antes. Porque no todo era mejor antes. Hoy hay más vacunas, menos analfabetismo, más conectividad, más información. Tampoco pasa que todo sea mejor ahora, hoy hay menos ortografía entre los nuevos letrados, más teorías locas acerca de las vacunas y tanta conectividad que la gente ha optado por bajar su cabeza y mirar el teléfono antes de mirar con quien está cenando.