El pasado 1 de junio, el presidente Gustavo Petro, en una ceremonia de ascenso de subtenientes del Ejército Nacional, anunció su intención de ir a Bocas del Toro en Panamá a pedirle al gobierno de aquel país lo siguiente:

Ningún territorio como San Andrés es consciente de la ineficiencia en la burocracia departamental y de lo inútil que puede llegar a ser un impuesto cuyo beneficio pocas veces se ha visto reflejado en el bienestar local. Así las cosas, no tiene sentido alguno aumentar los costos de llegada en un departamento que vive del turismo.

El turismo de masas en San Andrés parece haber llegado a su fin. Los flujos de pasajeros nacionales y extranjeros ya no crecen al ritmo de antes de la pandemia. Incluso, el millón y pico de turistas de 2019 puede que no se repita. Esto asusta de un modo especial, ya que la economía insular depende casi exclusivamente del turismo.

Las lecturas de este domingo están llenas de imágenes del mundo agrícola. El profeta Ezequiel se vale de la imagen de la ramita de cedro tomada de la copa del frondoso árbol que, sembrada llega a ser un cedro magnífico (cfr Ez 17, 22 - 24).

Decir que el mar trae mensajes entre las olas podría sonar un tanto descabellado; pero no lo es. Así como Acevedo Gómez por el convulsionado florero de Llorente en 1810 llamó la atención al patriotismo, de la misma manera la posición de lo raizal y sus derechos llegan al punto de resarcir la cultura propia de estas oceánicas islas.

“Max Black, un famoso DJ australiano tiene opiniones muy fuertes sobre el socialismo”. Ahora que usted ha leído esta frase como la primera línea de una columna de opinión, es probable que utilice en una conversación, quizás infiera estas opiniones e incluso se aventure a contradecirlas o a festejarlas. Muy mal.