“Hemos vuelto a nacer y es un milagro de Dios”, dijo María Fernanda Cuervo Cortez de 30 años, tras ser dada de alta por los médicos del Hospital Amor de Patria con su esposo Jimmy Roncancio Devia de 42 años y su hija menor, Laura Sofía Roncancio Castro de 12 años.
La pareja y la menor viajaron en la fila cinco. Todo transcurría con absoluta normalidad señaló Cuervo Cortez. “Desde la cabina de mando se dieron las últimas indicaciones sobre el arribo y el tiempo empleado en el vuelo desde Bogotá y se pidió como norma ajustar los cinturones para la operación de aterrizaje.
A esa hora 1:48 a.m. estaba lloviendo y había una pequeña tormenta eléctrica, las ráfagas y los destellos de luz se reflejaban en el mar.
Boca abajo y amarrados
Todo fue muy rápido ya que en el descenso sentimos un vacio, el avión cayó y nos imaginamos lo peor: todo estaba oscuro a nuestro alrededor, estábamos boca abajo y amarrados a nuestras sillas a través de los cinturones. Posterior a ello en medio de la oscuridad pudimos desabrochar los cinturones, salir por nuestros propios medios del avión y dejar la escena”.
Mientras se recupera de varios golpes al lado de su esposo y su hija; Cuervo Cortez agradeció las acciones de los bomberos que llegaron en tiempo record a la escena para apagar el conato de incendio y ayudar junto a la Policía Nacional a evacuar los heridos.
El señor Roncancio Devia fue atendido con una herida en la cabeza, que requirió de seis puntos de sutura, mientras que la menor presentó varios golpes en diferentes partes del cuerpo, pero sin mayores consecuencias.
La mayoría de personas accidentadas fueron dadas de alta y las otras permanecen hospitalizadas en los dos centros clínicos donde se fueron atendidos.
Todos coinciden en agradecer a Dios, a las autoridades y a la gente de San Andrés que los ha tratado muy bien. “Queremos volver muy pronto” concluyó la visitante.