Allí esta parada en la puerta, esperándome para decirme en su inocencia con un gesto amable cuanto me ama, y yo llego con los brazos abiertos, para perderme en la ternura de su mirada como buscando el cielo, la levanto en vilo y me dejo acariciar de sus ojos, luego la abrazo tiernamente y soy feliz.
Comienzo a sentir la nostalgia de los tiempos idos cuando la miro, porque ahora quisiera ser eterno, no tanto para protegerla, sino para poder verla hecha una mujer, porque no quisiera ser su abuelo sino su hermano, alcahuete de su primer noviazgo y cómplice de chocolatinas de sus primeros años.
Pequeña danzarina de sones ancestrales, gaviota de ultramar de esa cantarina, entra en mis aposentos para alegrar mi vida. Entra porque en nuestra casa siempre será navidad con tu presencia, y todo será más dulce, hasta la sal que adoba mi alimento, porque tú eres donaire, gracia de mi corazón esperanza y pueblo.
Es tu madre rosa del jardín de mis mejores años. Tú gardenia, margarita, camelia, sol de primavera que sonroja, verso, canto, poesía y prosa de los cielos de Dios, encanto natural con el mejor perfume. Ven chiquitica para decirte cuanto te quiero con el amor más grande de papá y de abuelo.
Tienes en el dulce encanto de tu inocencia, toda la rebeldía de tu raza bravía, llevas en tu sangre la imponencia Paisa y el pundonor Costeño, eres Guitarra, Tiple y Bambuco, resuenan los tambores Africanos en tus venas, como un llamado de Acordeón y Corraleja, eres mi todo, eres mi Gabriela.
Seguro cuando pasen los años recostada en mi pecho, me preguntes por estas letras, yo te diré que esto que literariamente no tiene nombre, y que es un mestizaje literario, si lo tiene, pero que solo Dios podría titularlo y sin espabilar le pondría nombre: se llamaría AMOR.
APENDICE:
Si los hijos son para quererlos, los nietos son para adorarlos, por eso en esta crónica, seguramente estarán reflejadas muchas emociones, muchos quereres, Gabrielas con otros nombres y otros ‘Papa Yel’, como dice ella, que se sienten aquí representados y que después de leer esto se sentirán motivados para estrechar fuertemente contra su pecho, a los hijos de mis hijos.