El Defensor del Pueblo de San Andres y Providencia, Fidel Corpus Suárez condenó “las diferentes manifestaciones de violencia que vienen azotando y aterrorizando a nuestra comunidad y en especial los actos de sicariato que no han recibido aún respuestas de las instituciones”.
El abogado isleño demandó acciones que mitiguen la situación actual de orden público, siendo ellas las que tienen como función primordial proveer la protección de la vida, la honra y los bienes de todos los habitantes del archipiélago. “La verdad es que nadie se siente seguro”, afirmó Corpus Suárez.
El texto de la misiva expresa:
“La primacía de los Derechos Humanos comienza desde lo más neurálgico que es la Vida Misma y, si ésta no se garantiza es porque algo está fallando y necesita Inexorablemente no solo de nuestra preocupación sino de nuestra ocupación directa y mancomunada.
La Defensoría del Pueblo se multiplica en las sentidas voces de protesta de la comunidad en contra de este mal que, no solamente se viene haciendo paso, sino que al parecer está buscando quedarse, porque encuentran en el silencio y el miedo, la permisibilidad para hospedarse impunemente. Condeno esto en el nombre de Dios.
Ya necesitamos inmediatas respuestas y directrices claras, confiables y contundentes de los gobiernos Departamental y Nacional, porque ellos han sido empoderados por el pueblo para velar y proveernos de las garantías de seguridad constitucionales a que tenemos incuestionables derechos todos y por lo podemos y en efecto exigimos con decisión e inalterable vehemencia.
No solo exigirles a los demás, sino exigirnos a nosotros mismo. Una actitud clara, permanente y contundente en contra de los violentos. Es una pandemia lo que ha llegado a estas islas. Ya tocaron a los estudiantes, mañana a cualquier persona. ¿Que respuestas, instrucciones o acciones tienen los que nos gobiernan y cuál es nuestra propuesta y aporte?
No solo es seguridad el reaccionar, sino la pro actividad institucional y social frente a esta violencia. Si en otras épocas nos conocían y nos caracterizábamos por ser esta una tierra de tranquilidad y de paz, que era atractivo turístico nacional e internacional, y que era orgullo de todos, hoy, por la violencia invasora nos llena de tristeza, desesperanza y vergüenza. ¿Cómo nos conocen ahora?