Dolor en el adiós al patrullero de la Policía Nacional, cuyos restos fueron trasladados, despues de merecidos honores, a su tierra natal. Aquí poco sorprende la escalada de violencia en estas islas otrora tierra de paz y sana convivencia. Hay luto en el alma y en el corazón de todas las personas de bien en nuestro Departamento.
Muchas armas de fuego en las manos de quienes quieren demostrar su capacidad para agredir, entre otros propósitos. Los jóvenes llevan armas sin autorización legal como a damas de compañía a sitios de diversión popular que sumado al consumo de bebidas embriagantes, de sustancias psicoactivas y de otras alucinógenas, dan como resultado entre otras consecuencias hechos como los ocurridos recientemente.
Hace poco, en una fiesta quinceañera que se degeneró en intercambio de disparos, hubo la advertencia por un proyectil incrustado en la pechera anti-bala de un agente.
Coexistimos en circunstancias complejas por la descomposición social y la ausencia de protección a la vida, por las dificultades que confrontan los agentes de las autoridades en muchas ocasiones.
Es el desprecio por propia vida lo que le facilita a unos comportarse sin respeto a la vida ajena, ante la ausencia de formación con principios, con valores, con normas éticas y morales desde el hogar, dentro de la familia y en la educación formal.
Duele ver como miembros del cuerpo policial caen mortalmente en patrullajes de rutina para el control y la protección de la comunidad de la contaminación por ruidosos aparatos de sonido y en riñas callejeras.
Creo que ni los familiares de Jeison Horacio Pulgarín Flórez y ni los vecinos de Santa Fe de Antioquia pueden salir de su asombro por esta muerte violenta en los callejones de la isla de San Andrés, cosa jamás imaginada por ellos pues aquí no debería haber zona roja, sin ser área de subversivos o de bacrims; y no fue por acción de sicarios pues todo indica que el uniformado fue ultimado por una especie de “Juanito Alimaña” local.
La sola presencia de agentes de la policía cuando acuden a todos los lugares debería inhibir a los ciudadanos de comportamientos no adecuados, en circunstancias normales, sin embargo se repite con frecuencia todo lo contrario.
Hay una percepción de que la conducta ilegal y disociadora de pocos se impone impunemente sobre el armonioso convivir de la mayoría, donde la poca diligencia de los que les corresponde asistir en la aplicación de la ley contra los delincuentes, así sean estos delitos de cuantía menor, por amenazas con armas de fuego o en este caso de homicidio agravado, juega en favor de los agresores.
Nadie, y mucho menos un representante del orden, debe morir injusta e irracionalmente como pasó en el Barrio Santana en días pasados y tenemos que romper la indiferencia y la falta de sensibilidad para concientizarnos en que la seguridad es asunto de todos, es una necesidad básica como el aire, el agua, la luz, como los alimentos…
¿Cómo es que los mismos de la comunidad que tienen el conocimiento para identificar al homicida que disparó el arma contra el patrullero no han suministrado esta información a las autoridades? Mucho que hacer para recuperar la confianza, parecería que estuviéramos sin Dios y sin leyes.
Cesyp 30 Años
El Comando Especifico de San Andrés y Providencia celebró tres décadas de presencia en nuestro archipiélago en ceremonia especial que se verificó ayer en la plaza de armas del Batallón de Policía Naval Militar en el Cove, donde también hubo relevo en el comando de la Reserva Naval de la Armada Nacional en las islas. Larga vida para las fuerzas de defensa de nuestra soberanía colombiana en el Caribe.
Kent Francis James
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