Exactamente hace un año un episodio isquémico me llevó directo al Hospital Departamental Amor de Patria envuelto en un signo de consternación familiar, diagnóstico incierto y una rara serenidad interior que, aun hoy, no me animaría a calificar.
Recuerdo bien que el escenario que hallé fue todo lo contrario al de terror que con tanta ligereza pinta nuestro imaginario colectivo. Me recibió un lugar afable, que a pesar de sus serias dificultades, cuenta con un personal dispuesto 24 horas y científicos comprometidos hasta la médula con el juramento hipocrático.
No obstante las demoras propias de un servicio público de salud -para colmo de provincia oceánica- siempre al borde del caos, por falta de insumos, salarios atrasados y cooperativas fantasmas, digo, con todo y eso, me trataron de maravilla y a mis compañeros ocasionales también.
Las enfermeras, los auxiliares paramédicos, los especialistas. El personal administrativo. Todos trabajan hasta con las uñas y en ellos pude percibir y comprobar fehacientemente, durante mi estadía de cinco días, que se brindan hasta el agotamiento con genuino sacrificio cristiano.
Algunos podrían pensar, con natural suspicacia, que a un periodista como yo le darían trato privilegiado previniendo un comentario desatinado. Y no los culparía. Sin embargo, es hora de proclamar rotundamente que la dedicación del personal en el Amor de Patria hace legítimo honor a su nombre.
Da grima ver, oír, leer tantas noticias desalentadoras y recurrentes del hospital; esa hermosa construcción que debería ser orgullo del Departamento y la Nación, convertida en barahúnda por quienes confunden ordeño con desangre. Misión vital con visión mortal.
En estos días de marchas y protestas. En estas jornadas de sueldos inciertos y EPS intervenidas por pavorosas realidades. En estos tiempos de confusión y desaliento… Quiero conmemorar -estaba en mora- a todos y cada uno de los auténticos protagonistas de nuestra salud pública.
Son héroes de carne y hueso. Merecen respeto y sobre todo el reconocimiento solidario de toda la comunidad.