Enero lo anteceden las cartas o los mapas de sueños. Una deja fe entre líneas de lo que quiere cambiar, una se despide por enésima vez de algo a lo que ni siquiera le ha puesto nombre. Se hace a los presagios como aliados. Agudiza los sentidos para reconocer los buenos y malos augurios.
¿Qué hace una con los doce primeros días del año? ¿Cuántas veces desfallece? ¿Sobrevive a la angustia? ¿Ama a pesar de las heridas y del temor a lo desconocido? Al día de esta columna, quizá haya quedado desdibujado o cuestionado el poder del augurio para el amor, la buena salud y el dinero. O, por el contrario, se le haya dado tiempo al corazón, lugar a la intuición y paso a lo cíclico.
Rebobino los días como si se tratara de un casete. Día uno de 2025, aún inestable; hubo sol, parecía un día normal, aún el tiempo estancado en el 2024. ¿Cómo llega una hasta aquí? Esa pesadez inquisitiva, las copas de vino, las carcajadas y las lágrimas aún en el aire, el conteo de los cinco minutos y el olor a pólvora colándose por las cortinas. Una se escabulle entre los mensajes de buenos deseos.
Ya no queda de otra que regresar y tantearse el corazón con las manos húmedas. Se hace agua el cuerpo. La emoción más intensa de los últimos días del año comienza a desintegrarse afortunadamente el segundo y tercer día de enero.
Cuatro de enero, un día efusivo; de fondo, un son cubano, un boogaloo, un guaguancó. Si hubiera nacido décadas antes, no me hubiera perdido el primer concierto de Richie Ray & Bobby Cruz en la ciudad de Cali o, por lo menos, las ‘aguaelulos’.
Cinco de enero, el tiempo siempre sabio y gentil...
Seis de enero, una o más intenciones para la salud, el dinero y el amor. Con la experiencia en lo cíclico, las intenciones se alejan de lo banal. Se prioriza la ternura, la compasión, la solidaridad.
Pasaron siete días del mes para volver a conectar con la naturaleza del asombro., tan disímil la vida cerca de la cordillera central de Colombia y del mar Caribe ¿Cómo es entrelazar la mirada con las montañas todos los días? ¿Quién mirará el mar con desazón?
Noveno día, como en los rituales fúnebres, se anhela, añora los lugares, llora la pérdida. Para mí, la palabra, hace rotos en el ser para que fluyan los días diez y once de enero.
Ya hoy, doce días del mes…