La voz de la niñez y la juventud de Providencia y Santa Catalina, junto a la de otros menores del país, quedó consignada en la ‘Observación 26’ del Comité de los Derechos del Niño de la ONU, tema tratado en otra de las charlas de este miércoles en la COP16. Ellos instan a los mandatarios del mundo a que puedan vivir en un ambiente limpio, sano y sostenible; y piden que sean tenidos en cuenta en la toma de decisiones en esta materia.
El conversatorio titulado ‘Observación 26 y derechos de la niñez’, contó con la participación de: Astrid Cáceres, directora nacional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF); Juan David Amaya, activista por la justicia climática y fundador de la ONG ‘Life of Pachamama’; Jose Quisocala, emprendedor peruano y creador del Banco del Estudiante; Elizabeth Valenzuela, bióloga de la Universidad Nacional de Colombia y directora técnica de Fondo Acción; y Tanya Chapuisat, representante de Unicef en Colombia.
En dicho espacio se conversó, principalmente, sobre la consulta latinoamérica que realizó en 2022 el Comité de los Derechos del Niño a organizaciones sociales, gobiernos y niños, niñas y adolescentes (NNA) sobre, entre otros temas, lo concerniente al cambio climático y su influencia en esta población, como insumo para la toma de decisiones ambientales.
Vale recalcar, de manera preliminar, que en este ejercicio participó el Fondo Acción, organización que buscó dar cabida a la opinión de menores en distintos municipios del país como Nuquí, Yopal, Ubaté, Tinjaca, Charalá, Bogotá y Providencia.
La consulta, consignada posteriormente en el documento ‘Nuestras acciones por un ambiente sano’, recopiló las respuestas de 272 NNA entre los 4 y los 17 años de edad, a quienes se les preguntó: ¿Cómo cuidas la naturaleza y la naturaleza cómo te cuida a ti?
Hacia una economía ‘más verde’
Como este documento, distintas organizaciones en el globo allegaron lo propio a la ONU, con el fin de elaborar lo que hoy se conoce como la ‘Observación 26’, que no es más que el sentir de los más pequeños frente a una crisis planetaria que no provocaron, pero de la cual serán los más afectados.
Dicha situación motivó la programación del conversatorio de este 23 de octubre, en el que se recogieron las experiencias y perspectivas de distintos expertos sobre cómo el cambio climático impacta los derechos de los NNA; y qué medidas se están tomando para que estos sean protegidos y conservados,
El espacio comenzó con las intervenciones de los activistas más jóvenes, fundadores de promisorias iniciativas en pro de la protección del medio ambiente y que aportan en términos de la transición hacia una economía ‘más verde’, necesaria para proteger los derechos de la niñez y la juventud.
Por ejemplo, el peruano José Quisocala, de tan sólo 18 años, es el creador de un banco que trabaja las finanzas a la par de la protección del planeta, incentivando a los menores de su país a que reciclen en sus colegios u hogares, y a llevarlo al Banco del Estudiante donde se encargan de valorizarlo y posteriormente pagar un dinero por ello, el cual es depositado en una tarjeta débito que pueden usar en establecimientos comerciales o cajeros automáticos como lo hace un adulto normalmente.
“Con ello buscamos no sólo fortalecer la educación ambiental sino también la financiera, mostrándoles la importancia del dinero y, sobre todo, lo valioso de separar en la fuente y de reciclar”, explicó el emprendedor.
Pequeñas grandes iniciativas
De igual forma, intervino Juan David Amaya, activista por la justicia climática y fundador de la ONG ‘Life of Pachamama’, organización “por y para jóvenes” que nació a inicios de 2023 dada la urgencia de lo que este joven líder llama “la crisis humanitaria generada por el cambio climático”.
“Hoy hemos crecido a un punto tal, que nos convertimos en una vanguardia que lucha por la justicia climática interseccional e intergeneracional de manera descentralizada, contribuyendo a la construcción de soluciones basadas en la naturaleza y promoviendo las voces que históricamente han sido marginalizadas en la toma de decisiones. En síntesis, trabajamos por el planeta que soñamos”, resaltó el activista nacido en el departamento del Meta.
Así mismo, comentó que no están aislados del problema y que aunque no son responsables de la situación actual, “queremos solucionarlo y estamos trabajando para decirle al mundo que nuestras voces deben ser escuchadas”.
Opiniones institucionales
Por su parte, la directora del ICBF recordó que la ‘Observación 26’ insta a los Estados a escuchar la voz de los NNA; y que es pertinente tener en cuenta que los menores tienen diferentes formas de expresar sus necesidades y cuál es el camino a tomar al respecto.
Adicionalmente introdujo el concepto de ‘coexistencia’, haciendo hincapié en que ya no se trata de preservar a partir de reservas, separando la naturaleza de los seres humanos, sino mediante una “convivencia sin arrasamiento”. Para ello, puso como ejemplo el caso de los niños indígenas colombiano, que en 2023 sobrevivieron 40 días en una selva inhabitada del Guaviare.
A su turno, la representante de la Unicef manifestó que, según su experiencia, en la actualidad los NNA muestran un poder mayor de levantar su voz ante altas instancias de decisión.
“Nuestra tarea ahora es darles más herramientas para ello, y acatar la responsabilidad de escuchar sus palabras y formas creativas para solucionar las problemáticas que nos aquejan, puesto que ellos muchas veces tienen mejores ideas”, expresó la profesional británico-suiza.
Finalmente, Fondo Acción fue consultado en el panel sobre cómo el sector privado y las empresas pueden tener un compromiso mayor frente a los derechos de los niños y la juventud, reduciendo los efectos negativos sobre el ambiente.
Al respecto, la representante de esta ONG explicó que entre sus objetivos está el de explicar a las compañías el impacto que su actividad económica provoca en la naturaleza y en las poblaciones, particularmente en la niñez y la juventud.
“Si las empresas tienen mejor información, van a entender mejor las contribuciones de la naturaleza a su productividad y no solamente al bienestar humano; y van a poder reconocer que sus actividades económicas dependen de la salud de los ecosistemas y que existe un alto riesgo si están deteriorados”, señaló Valenzuela.
Al cierre, la directora técnica de Fondo Acción comentó que su mayor logro consiste en hacer que sus aportantes entiendan que cooperar con ellos, en sus iniciativas, va más allá “de un esfuerzo reputacional” o de un beneficio empresarial; sino que se convierte en una inversión a mediano plazo, en su propio bienestar de esta organizacional.