Expertos e investigadores de la Universidad Nacional (UNAL) sede Caribe, han volcado muchas de sus apuestas y trabajos en buscar soluciones para mitigar los efectos que ha dejado el cambio climático en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Entre algunas de las estrategias propuestas, están transformar el modelo de turismo masivo en alternativas con menor impacto medioambiental e implementar políticas públicas que fortalezcan la gestión del riesgo de desastres en esta zona Insular del país.
Según los estudios, en las islas se han sentido los impactos de estos cambios con el incremento de fenómenos naturales como las marejadas ciclónicas, las cuales consisten en variaciones del nivel de agua debido a tormentas, y que son capaces de generar inundaciones permanentes en zonas costeras; como en el Pacífico colombiano donde cada vez son más los damnificados.
Está situación, según los investigadores, requiere nuevas estrategias de atención para que la vulnerabilidad social que padecen los habitantes de la zona por estos comportamientos atípicos del mar se pueda reducir.
Carolina Velásquez, Ph. D. en Gestión y Manejo Científico de Desastres y magíster en Estudios del Caribe de la UNAL, señaló que “la vulnerabilidad descrita en aspectos tanto sociales como ecosistémicos ha traspasado a situaciones de injusticias hídricas que deben ser atendidas en la gestión de riesgos. En San Andrés se han tomado decisiones legitimadas a través de políticas públicas que han llevado a que los habitantes de la Isla sufran por el acceso al agua”.
Y es que según cifras del Observatorio de la Reserva de la Biosfera Seaflower, el 82% del agua que se utiliza San Andrés es subterránea, y aunque existen dos acuíferos, solo uno de ellos se considera apropiado para la captación de agua para consumo.
Sostenibilidad ambiental
De igual manera, desde la UNAL precisan que para minimizar los impactos del cambio climático en estos territorios es escencial poner sobre la mesa las consecuencias del desequilibrio existente entre la sobrepesca y la reducción de las poblaciones que componen la biodiversidad marina en los territorios: es necesario un acuerdo integral entre naturaleza y cultura.
Al respecto, la directora de la UNAL sede Caribe, Adriana Santos, quien además es doctora en ciencias y magíster en biología marina, explicó que “sobrepasar los límites de explotación de las especies que conviven en el mar perjudica el ambiente en las zonas que dependen de ese recurso".
En ese sentido, agregó la académica, "la sobrepesca en múltiples ecosistemas se ha unido a la pérdida de hábitat, la contaminación y las bioinvasiones que han deteriorado la salud de estas áreas y han llevado a reconocer que el mar y el planeta tienen fiebre por el inminente incremento en la temperatura global.
Finalmente, los docentes de la UNAL sostienen que la biodiversidad del país tiene que convertirse en motor de desarrollo, haciendo caridad que debe salvaguardarse precisamente el patrimonio natural:
"Al quemar toda la materia orgánica para mover nuestra maquinaria estamos calentando la atmósfera y esto lleva al derretimiento de los casquetes polares, que albergan el 3 % del agua dulce del planeta”, acotó José Ernesto Mancera, profesor de la Facultad de Ciencias y Biología de la UNAL.
A raíz de los efectos del calentamiento global, la UNAL trabaja en más de 30 acciones de fortalecimiento de la gestión de riesgos de desastres que buscan incrementar el conocimiento, la capacidad y preparación con base en la seguridad humana y la preservación de la base natural en el Archipiélago de San Andrés, en las que también participan otras 10 entidades aliadas que desde hace más de un año y medio pretenden jalonar la respuesta a estas necesidades en el territorio.