La Asociación Casa de la Cultura de Providencia lidera un proyecto, con el apoyo de Fondo Acción, que pretende aprovechar las aguas lluvia para el riego de huertas caseras en ese municipio, en pro de impulsar la soberanía alimentaria. Hablan Zenia Archbold y Carmelina Newball, voceras de la iniciativa.
El título original del proyecto es: Aprovechamiento de las aguas lluvias de drenaje naturales, en la promoción y mantenimiento de la soberanía alimentaria comunitaria en la isla de Providencia.
Este hace parte de un conjunto de iniciativas respaldadas por la organización colombiana ‘Fondo Acción’, que se vienen desarrollando a lo largo de este año en el Archipiélago con miras a mejorar la calidad de vida de sus habitantes. En este caso particular, mediante la construcción de un modelo de desarrollo económico que sea participativo, equitativo, sostenible y armónico con el medio ambiente.
En diálogo con Zenia Archbold, enlace territorial de Fondo Acción en San Andrés y Providencia, comentó que el objetivo general de este proyecto es la limpieza, adecuación y reforestación de cinco arroyos (ubicados en los sectores de Comesee y Free Town) para el aprovechamiento de las aguas de lluvia que se pueden canalizar, con el fin de emplearlas luego en usos agrícolas, domésticos y en pro de la conservación de la biodiversidad.
Autoconsumo o comercio a pequeña escala
La vocera, administradora de turismo sostenible de profesión, también comentó que otro de los objetivos es fortalecer las capacidades locales para la conservación, manejo y uso de ese líquido y de los arroyos; así como el establecimiento de 23 huertas caseras, para garantizar la soberanía alimentaria familiar.
Con este tipo de proyectos –expresó– Fondo Acción busca que las comunidades puedan ser cada vez más autosuficientes y resilientes ante el cambio climático dado que éste ya es una realidad. “La organización pretende que las personas que habitan un territorio puedan afrontar el cambio climático, desde pequeñas actividades (como la siembra) que puedan incidir en la comunidad”, añadió.
Por eso, en términos generales buscan poder utilizar el recurso hídrico que viene por los arroyos, para canalizarlos y que este sirva para generar el insumo principal de un cultivo que es el riego.
“Es más, los residuos orgánicos que se están sacando de los arroyos están siendo utilizados como abono para las huertas familiares que están vinculadas al proyecto. Luego, lo que éstas producen sería para el autoconsumo e intercambio de productos cosechados con otras familias del sector; o también para comercializar a pequeña escala”, puntualizó Archbold.
Volver al campo
De otro lado, Carmelina Newball, secretaria de la Casa de la Cultura de Providencia explicó que esta iniciativa empezó en febrero de este año con 23 beneficiarios; pero que otras personas, que han tenido como tradición sembrar en sus patios, están a la espera de poder ingresar al proyecto.
La gestora cultural manifestó que la selección de los beneficiarios se realizó básicamente mediante un inventario realizado por el equipo de trabajo, ejecutado para analizar qué clase de cultivos tenían los residentes en sus patios.
“En Providencia las personas casi siempre tienen plátano (bosco) y árboles frutales; entonces, teniendo en cuenta eso y que hay varias personas conocedoras del proceso de la agricultura, las visitamos y conformamos un grupo con quienes estaban interesados en conformar este grupo, cuyo compromiso fundamental es que esto sea sostenible en el tiempo para que tengan producción y que eso abarate su canasta familiar, ya que el costo de vida en Providencia es altísimo”, agregó.
Newball recalcó que, pese a la modernidad y a que muchos pobladores se han alejado de las prácticas agrícolas, son comunes todavía los cultivos de tomate, pepino, apio y de frutales como el mango; por lo que asegura debe reforzarse este oficio tradicional para alivianar los costos y, sobre todo, para garantizar una alimentación más sana para la gente, a base de alimentos frescos con cero químicos en su producción.
Comentó, además, que ya está en marcha un contrato con el SENA para comenzar un curso sobre compost y estrategias de siembra con resultados óptimos, puesto que la producción de abono orgánico tiene unas instrucciones precisas para que sea realmente provechoso.
Adicionalmente, la secretaria de la Casa de la Cultura dijo que otra de las acciones que actualmente se desarrolla, es la instalación de una geomembrana en las microcuencas que están siendo intervenidas, en aras de capturar recurso hídrico y mantenerlo para que durante la sequía las personas tengan agua sin tratamiento químico para regar las plantas.
“Este proceso se demoró un poco, porque aquí no pudimos conseguir la geomembrana; tocó buscarla en el continente. Después ya teníamos todos los materiales, pero el paso del huracán Beryl muy cerca de Providencia nos dejó bastante agua y ahora nos toca esperar a que baje la lluvia para implementarlo exitosamente”, relató.
Ya en esta fase, posteriormente se continuará con la instalación de las huertas y con la implementación de los sistemas de riego, adicional al fortalecimiento de las capacidades de los participantes en pro del manejo y conservación del agua lluvia y de los arroyos; todo esto hasta principio del próximo año, tiempo estipulado para la culminación del mencionado proyecto.