El caracol pala es un legado ancestral y un recurso vital para la cultura raizal del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Su concha era utilizada como instrumento musical, mientras su carne es un ingrediente esencial en la gastronomía local, para la preparación de platos como el Rondón, Conch Ball, Conch Patty, Stew Conch y la Conch Salad.
Por eso, el llamado desde la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP), es a darle un uso responsable a esta especie, implementando prácticas que garanticen la sostenibilidad del caracol pala y por supuesto el bienestar económico y la seguridad alimentaria de las familias que dependen de él. Esto incluye respetar las tallas mínimas de captura, evitar la pesca de esta especie durante la veda y los hábitats críticos de este recurso pesquero.
Rolando Taylor, comerciante de la región, lo explica así: “Tenemos que respetar la vida porque es importante, porque ahora mismo los caracoles se están apareando y si uno no respeta ese proceso de vida, los caracoles se van a acabar”.
Producto sustentable
El caracol pala genera ingresos económicos y alimenticios a cerca de 500 familias en el archipiélago, además esta actividad genera empleos, ingresos y contribuye al desarrollo de la región. Particularmente esta especie tiene un crecimiento lento, demorando aproximadamente tres años y medio para llegar a su estado de madurez, y es, además, objeto de un aprovechamiento comercial intenso.
Esta especie es rica en hierro, proteínas y bajo en grasa, es un recurso fundamental para el equilibrio del océano, por eso el llamado a pescadores artesanales, comercializadores, turistas y comunidades, para que entre todos se proteja esta icónica especie, principalmente en el periodo de veda, establecido entre el 01 de junio y el 31 de octubre de 2024.