Que encuentre un buen hombre, que sea una buena mujer o que se convierta en monja, se lo dijo su mamá y se lo dijo la mamá de su mamá. Lo de monja no lo cumplió, aunque ahora es temerosa de Dios. ¿Los sueños de los padres aún se pueden cumplir?
Las expectativas de su madre la embargan de enojo y hasta le resulta repulsivo a ella y a otras mujeres que escucharon lo mismo siendo solo niñas. ¿Qué es ser buena mujer? ¿Qué significa tener o no tener un marido? Hoy en un tiempo cobijado por importantes luchas feministas.
¿Este es el ideal de quién? la historia de estas mujeres me resuena y a la vez me perturba. Pienso en el libro de génesis, en Adán, en su costilla, en su carne cerrada, en el montón de malestares alojados en el cuerpo de las mujeres.
Otro ideal perturbador es el de la familia, la de papá, mamá e hijos. Pensar en otras formas de familia es pensar en el fracaso. De ahí se alimentan los comentarios de no dejarse quitar el marido o que se luche por el hogar a costa de todo.
A la pregunta ¿qué es lo primero que pienso cuando escucho la palabra familia? Le siguen primero respuestas que tienen que ver con lo esperado como el cuidado y el sostén. Para poder hablar de la propia familia hay que responder preguntas que incomodan y lo dejan a una dubitativo o en silencio. Mi familia somos yo y mis hijos, dice una madre. Una abuela dice mis nietos y yo. ¿y las otras formas de familia?
Asalta mi atención las palabras mala compañía. Pues son estas las que le aconsejan a otra mujer que se separe o que denuncie años de maltrato. Son las malas compañías las que acercan a las otras formas de familia.
Los sueños de los padres aún se pueden cumplir, ellos querían que fuera profesional primero y luego mamá. También pueden no cumplirse, aunque educada para ser ama de casa no lo es porque es profesional. Y la imagen de la madre limpiando todo el día… Agria el rostro.
¿Qué es un buen hombre? Si el primer marido le salió malo. Y ya no es una buena mujer porque lo echó y lo denunció. Hace tiempo que ando con malas compañías y que también soy mala compañia. Vengo siendo la mujer que deseo ser. Lo de tener marido o no, sigue siendo perturbador.
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Este artículo obedece a la opinión del columnista. EL ISLEÑO no responde por los puntos de vista que allí se expresan.