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La despedida

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Tatiana.Howard.RegifoHace mucho que vengo despidiéndome de ti, pero también de mí, de las cosas nimias, de las amigas, de la casa. Despedirse significa perder y en realidad odio perder. ¿Cómo sería perder un hijo una hija? ¿cómo es vivir en el exilio después de perder el derecho a estar?

¿Cómo se vive la migración, el desplazamiento forzado al perder el orden? ¿qué sucede cuando se pierde la calma? El diccionario de la Real Academia Española define perder como: Dejar de tener, o no hallar, aquello que poseía, sea por culpa o descuido del poseedor, sea por contingencia o desgracia.

La experiencia ante la pérdida sobrepasa las palabras. Es mayor incluso a lo que el psiquismo puede tolerar. No termino de despedirme de mi amiga Gabriela que emprende viaje rumbo a otro país. Primero sostengo que no la voy a volver a ver. Sostengo el suspiro errante que indica que las amigas se van. Se ritualiza el dolor en las pérdidas con salidas a comer como despedidas. Eso hicimos. Comer, reír, ver de lejos la ciudad.

Despedirse no es otra cosa más que un recurso para hacer tolerable lo intolerable. Como odio perder cosas que me han quitado de las manos. A veces esta es la única forma de decir adiós a lo que no le conviene a una.

También es posible no despedirse siendo insurgente ante el dolor. Por ejemplo, no asistiendo a un sepelio del ser amado, exclamar que es mejor despedirse en la casa y no en el aeropuerto, o haciendo ghosting, práctica cada vez más frecuente en las relaciones de pareja.

Hacerse cargo del despedir-se no es menos complejo. Aquí hay que enfrentarse a que las cosas, las personas, los momentos ya no están. Entre las cosas nimias una se despide del reloj que extravió, del pocillo roto, del espejo de cartera. Entre las cosas complejas una se despide de las mascotas, del viaje que no pudo ser, del mudarse de casa, del cambio de empleo. Y claro hay despedidas más amargas como las que suceden a la fuerza por ejemplo ante situaciones de violencia como el conflicto armado, la crisis económica, o desastres naturales.

“Prefiero estar muerta que perder algo”, son las palabras de Maya Angelou en su poema ‘Ni perdedora, ni sufridora’. Ahora me estoy despidiendo de mi amiga Gabriela. Joaquín, personaje de la novela ‘Nadie me verá llorar’, de Cristina Rivera lidia con el apego despidiéndose de la primera mujer. Lidiamos con la perdida todo el tiempo.

 

 

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