El_Homo sapiens, como se recordará, es el resultado de una larga cadena evolutiva. La humanidad llegó a serlo, en parte, porque logró comunicarse de forma efectiva entre miembros de la tribu, tanto como con otras latitudes. Una larga, pero enriquecida cadena que nos trajo hasta el día de hoy.
En esta cadena se comparten historias y leyendas, tradición, costumbres, saberes y técnicas, fantasías y chistes de forma inteligible. El homo superó al primate hasta llegar al sapiens, por definición ‘hombre sabio’. Fueron muchos los métodos utilizados para llegar a compartir inteligibles conocimientos de generación en generación en una larga cadena infinita. Los sabedores dictaron normas y castigos para regir la convivencia mutua.
En la actualidad, salida de toda comprensión se encuentran los #ininteligibles. Una tendencia con la cual se interrumpe el diálogo para conveniencia propia, así evitar cumplir la normatividad y construir un lenguaje propio.
Ejemplos:
- Agente de policía: señora, tiene basura al frente de su casa.
- Ama de casa: aja y qué mond#ininteligible si el camión no pasa.
- Agente de tránsito: joven, va en contravía y sin placa
- Motociclista: ¡y què verg#ininteligible si todos lo hacen!
- Funcionario de gobierno: señor empresario permítame registro mercantil.
- Empresario: no jod#ininteligible y por qué no se lo pide al vecino.
- Funcionario del ente ambiental: señor las quemas están prohibidas.
- Ciudadano: y qué cul#ininteligible quiere que haga con el monte.
Y así, de esta forma, se construye una nueva sociedad de ciudadanos #ininteligibles
Mientras tanto, el ciudadano sapiens tiene que mamar#ininteligible los abruptos de una amplia población quienes aducen ser generadores de su propias leyes cuando en verdad, ni entre ellos mismos se entienden. Es que cómo podrán entenderse desconociendo las leyes de una sana convivencia, entre otras más.
Ejemplos: en el Código Nacional de Tránsito Terrestre encontramos que manejar en la vía contraria corresponde a una infracción. “Transitar en sentido contrario al estipulado para la vía, calzada o carril. De pronto pagando los $937.000 pesos entenderán a comprender el idioma de la legislación.
Otra más: de su ininteligible bolsillo tendría que pagar $786.880 al arrojar basura, llantas, residuos o escombros en el espacio público o en bienes de carácter público o privado.
Y así, seguimos con cada infracción desconocida por los ininteligibles que, con toda seguridad muy rápidamente dejarían de serlo.
Pero ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿No será que las mismas autoridades son ininteligibles?
Ave María, diría yo mismo, no quisiera estar en los zapatos del joven mandatario; desde aquí le deseo la mejor de las suertes.
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Este artículo obedece a la opinión del columnista. EL ISLEÑO no responde por los puntos de vista que allí se expresan.