Las montañas reverdecidas en el centro de la isla de Providencia hacen posible la colecta de aguas lluvias que dan vida en todas sus manifestaciones y de su cantidad y calidad depende la supervivencia humana en toda circunstancia. Más aún, en territorios como Providencia y Santa Catalina que pretendemos sean para el disfrute sostenible de propios y visitantes._(Foto: EPM y P&K)
Hace más de tres décadas, en un día como hoy, el 19 diciembre de 1991, se entregó en servicio la represa de Fresh Water Bay en Providencia, una de las más trascendentales obras gubernamentales para la comunidad de esa isla, con agua potable suficiente en exceso para cubrir las necesidades de los pobladores permanentes, viajeros y visitantes.
La banda de música del municipio, que fundara meses antes la señora Cecilia Haydar, entonces primera dama del departamento –con el apoyo de la Casa de la Cultura de San Andrés–, se presentaba por primera vez, interpretando el himno nacional y otras piezas en el acto de inauguración.
Para obtener los recursos suficientes para la terminación de la obra se tuvo que ajustar la nómina departamental –un tanto excedida, por cierto–, ejercer un efectivo control en el recaudo del impuesto del 10% a las importaciones, y suspender temporalmente la ejecución de las obras del, por entonces, semi-destechado aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla de San Andrés.
Con las excavaciones para la represa se extrajo material de piedra y arena que cubrió la demanda en el archipiélago ante la prohibición del uso de arena coralina que se decretó en protección de las playas y de la sostenibilidad medio ambiental.
Un recuerdo amargo y doloroso fue la incomprensión de las mayorías en el Consejo Intendencial de entonces que negaron el Proyecto de Acuerdo que solicitaba la autorización de un empréstito destinado a adquirir e instalar una tubería de amplio diámetro que permitiría un mayor volumen en la bajada de la montaña para que mediante la fuerza de caída por la inercia, el agua pudiera superar los puntos montañosos más altos de la isla y evitar así el uso de bombas que hoy se requieren para hacer llegar el precioso líquido a los distintos sectores.
Pero valió la pena: sin agua no hay vida.
Hoy la tenemos y se debe mantener en buen funcionamiento, porque la represa de Fresh Water Bay es la vida del municipio. Es indispensable recuperar su capacidad perdida por la acumulación de sedimentos, que deberían evacuarse dos veces al año por la compuerta instalada para el aprovechamiento potencial y sostenible de su capacidad instalada.
La represa de Fresh Water Bay debe ser por siempre un parque a la vida y al equilibrio ecológico. Cuidar el agua lluvia que cae sobre las hermosas montañas de Providencia, es un compromiso de todos.