A solo una década de cumplir 500 años de vida citadina, Cartagena enfrenta una de sus crisis más apremiantes. En una combinación infeliz de desigualdad, pobreza, violencia, corrupción, inseguridad, pernicia social, prostitución, narcotráfico, permisibilidad, falta de autoridad, irrespeto, malas mañas, abusos y una desesperanza que crece entre las comunidades.
La declive se da a la par de una creciente pujanza económica en diversos frentes: industria, puertos, turismo. La falta de autoridad es uno de los factores que más ha incidido en el deterioro de la ciudad en su conjunto, y del sector turístico en particular. Lo que ha venido ocurriendo en el Centro Histórico es imperdonable. De vergüenza.
Pero necesitamos transfigurarlo para que pueda ser disfrutado a plenitud por cartageneros y turistas no depredadores. Se requiere una política pública específica para este lugar inigualable, sometido ahora a informalidad, inseguridad, desaseo, prostitución, comercialización y consumo de estupefacientes. No es posible que el bien patrimonial más importante de Cartagena haya caído tan bajo.
El turismo igual necesita:
1/Organización de las playas, con autoridad, planeación, compromiso de todos los actores: Alcaldía, trabajadores, empresarios, usuarios. Válido para el casco urbano y la zona insular: énfasis, Playa Blanca.
2/ Capacitación del talento humano vinculado y por vincular al turismo.
3/Avanzar en la defensa del medio ambiente. Impulsar campañas de arborización y de uso de la bicicleta.
4/Estimular corredores turísticos urbanos con impulso a la cultura, el deporte, la gastronomía.
5/Innovación para apoyar a los agentes del turismo en su trabajo de generación de valor a la experiencia turística, lo que ayuda a su vez a la competitividad.
7/Promoción de Cartagena como marca/ciudad, con características inigualables: historia, patrimonio, leyendas, heroicidad, cultura, playas, infraestructura turística: hoteles, centros de eventos y convenciones, restaurantes, puerto de cruceros.
8/Apoyo al talento local que ofrezca proyectos de vanguardia.
El nuevo alcalde debe estar a la cabeza de la cruzada de rescate de Cartagena, para regresarle su aureola de grandeza y dignidad. A su lado el Concejo, el empresariado, la academia, los gremios, los comunales, los periodistas, la ciudadanía toda. Es un trabajo de conjunto que no admite divagaciones sino acciones concretas. Las viejas actitudes de mezquindades, las camorras, deben quedar en el pasado. La empresa de reconstruir a Cartagena necesita mentalidades dispuestas al trabajo permanente, voluntades indeclinables de servicio, motivadores de confianza, convocadores exitosos.
El alcalde 2024/2027 tendrá responsabilidad histórica. No puede fallar en el ejercicio del gobierno. Tiene que rodearse de los mejores talentos, gozar de credibilidad, estar por encima de las maledicencias. Misión: salvar a Cartagena.
