Frente a las costas del archipiélago de los Cayos, al sur de Florida, decenas de científicos trabajan contrarreloj para rescatar los arrecifes de coral, que se encuentran al borde de la muerte por el fuerte aumento de la temperatura del océano._(Foto AFP)
Estos animales (los corales no son plantas) pueden vivir en aguas de entre 21 y 28,8 ºC; pero si el mar está demasiado caliente, los corales expulsan las zooxantelas, unas algas que viven en sus tejidos y les proporcionan alimento y energía, además de su color.
Cuando eso ocurre los corales se tornan blancos, de forma similar a como ha ocurrido en el Archipiélago de San Andrés, un grave síntoma de que su vida corre peligro si no cambian pronto sus condiciones.
En el estrecho de Florida, las temperaturas del agua llevan días superando los 32 ºC, y a mediados de julio alcanzaron un índice récord de 38,38 ºC en la bahía de Manatee.
Enemigo silencioso
"El agua caliente no es buena para ningún organismo marino, ya sean corales, peces, langostas, así que corremos el riesgo de ver muertes masivas de peces, tortugas marinas, y similares", aseguró Alex Neufeld, coordinador tecnológico de la ONG Coral Restoration Fundation.
Igualmente, comentó que desde hace dos semanas empleados de otras organizaciones locales navegan cada día hasta los viveros (guarderías) que tienen instalados en el mar, para recoger ejemplares de cada especie de coral antes de que sea demasiado tarde.
El objetivo es ponerlos a salvo en varios laboratorios de la región, donde se conservan en tanques con agua salada a una temperatura ideal para ellos, dado que la magnitud del blanqueamiento y el hecho de que haya ocurrido tan pronto en el año, con gran parte del verano aún por llegar, son los mayores motivos de preocupación para los científicos.
"Es el peor episodio de blanqueamiento de corales que he visto, y creo que mucha gente estará de acuerdo en que tiene el potencial de ser el peor que los Cayos hayan experimentado jamás", añadió Neufeld.
Impacto económico
El arrecife de Florida, uno de los más grandes del mundo, se extiende unos 580 kilómetros desde las islas Dry Tortugas (110 km al oeste de los Cayos), hasta la ensenada de St. Lucie, casi 200 km al norte de Miami.
Su rol medioambiental es crucial ya que, además de ser el hábitat de numerosos animales marinos, forma una de las principales barreras de protección ante los huracanes y las marejadas ciclónicas.
Adicionalmente, la preocupación también se genera a nivel económico puesto que múltiples empresas en esta zona altamente turística, que llevan visitantes a pescar o a bucear, dependen en gran medida de la supervivencia de los arrecifes coralinos.
Tal es el caso de Brian Branigan, quien es dueño de un negocio de alquiler de barcos en Big Pine Key, uno de los Cayos de Florida, y es testigo diario de la degradación de esa barrera arrecifal.
"Lo que ha pasado en las últimas dos semanas es terrible, impactante. Estamos preocupados por el impacto personal y financiero, que seguramente tendrá consecuencias negativas, incluso catastróficas", afirmó el capitán de 65 años.
Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus iniciales en inglés), los arrecifes coralinos de Florida generan 2.000 millones de dólares en ingresos locales y 70.400 empleos a tiempo completo y parcial, lo que ratifica el enorme valor de los servicios ecosistémicos que proveen unos corales saludables.