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Isleños en las relaciones de Colombia con el Caribe

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kentEl 17 de noviembre de 1987, a las tres de la tarde me encontré ante la plenaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York presentando la tesis de Colombia contra la discriminación racial que se conoció como el apartheid en Sud África.

Nelson Mandela sería liberado un par de años después por la inmensa solidaridad expresada por la mayoría de la población mundial. 



Al dirigirme al sitio que ocupa mi país en la sala plena después de entregar en un discurso de 12 minutos nuestra posición que condenaba el régimen de Pretoria, que aceptaba diversas formas de exclusión que subsisten aún hoy al interior de nuestro país y que reconoce en la auto discriminación el resultado más efectivo de esa ignominia; encontré a mi Jefe de Misión rodeado por los delegados de países africanos quienes le manifestaban su sorpresa y complacencia por haber presentado a un delegado afro colombiano para reiterar la condena al apartheid.



Durante ese período de sesiones, a donde llegué entre los cinco parlamentarios escogidos del Congreso, Enrique Peñalosa Camargo, el Jefe de la Misión de Colombia ante las Naciones Unidas procuró delegarme en asuntos que nos interrelacionan con los Estados del Caribe y del África negra, principalmente.



“You dah fih wi” 

Pero fue en Belice, a comienzos de 1994, ante el Gobernador General durante la presentación de Cartas Credenciales donde experimenté la fuerza y las ventajas de ser autóctono de las islas. Su excelencia al conocer de mi procedencia anglo-caribeña se dirigió a mí en creole, y continuamos la comunicación en este idioma. Al término del evento pronunció una frase que nos abrió todas las puertas oficiales en ese país. Dijo, sentenciando: “You dah fih wi”.



Hay que recordar el liderazgo que nuestro archipiélago ejerció sobre la Mosquitia que se compone de poblaciones Mayas, Garífunas y criollos principalmente con influencia sobre territorios que se extendían desde la costa de Belice, pasando por Puerto Livingston y Puerto Barrios en el Caribe de Guatemala, isla Roatán y zonas costeras en Honduras, todo el litoral Caribe en Nicaragua y algunos grupos en Costa Rica Caribe.



El Rey de la Mosquitia, por muchos años era coronado en ceremonia solemne en Belize City. Hasta el tratado Esguerra- Barcenas, gran parte del territorio de la Mosquitia estuvo bajo jurisdicción de las autoridades establecidas en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.



En efecto, las ventajas comparativas que da ser parte de la familia Caribe las tiene Colombia en nosotros los raizales del Archipiélago San Andrés, Providencia y Santa Catalina quienes compartimos características sociológicas, raciales, culturales, de creencias, de idiosincrasia, con tradiciones y fabulas comunes, con música, ritmo y cadencia similares.



Tenemos una hermandad que nos hace jugar de locales en dichos escenarios diplomáticos, que agregando obviamente la preparación académica y la prudencia necesaria, los nativos de las islas hemos podido representar con ventaja los intereses colombianos en la región.



Cinco embajadores

Con los embajadores Ricardo Vargas Taylor ante Jamaica, 1990-1994; Alvaro Forbes James ante Trinidad y Tobago, 1991-1998; Reno Rankin Lung ante Barbados 1991-1994, Hidalgo May García ante Guyana 1991-1994 y mis representaciones como embajador ante la ONU a finales de 1987, ante Belice de 1994 a 1998 y ante Jamaica y no residente ante 11 países más del Caribe, de 2003 a 2007, hemos obtenido con diligencia y eficiencia importantes resultados a favor de Colombia en la Región.



Se suma a estos, los cónsules en Bluefield, Nicaragua ejercido por Gustavo Hooker y en Vancouver, Canadá por William Bush.



Hemos conectado mejor a Colombia con la cultura, la política y la economía de los países de la Caricom mediante acciones ágiles y efectivas logrando su unanimidad en el respaldo al Presidente César Gaviria a la Secretaría General de la OEA en sendas oportunidades al igual que para Luis Alberto Moreno al frente del Banco Interamericano de Desarrollo.



Hemos puesto la experiencia y experticia colombiana en los asuntos relacionados con tráficos de estupefacientes, de armas y de divisas al servicio de los cuerpos militares y policiales que los requirieron en la región, y en otros temas.



Hemos traído muchas delegaciones con múltiples propósitos de los Estados del Caribe angloparlante a Colombia con resultados exitosos en negocios, en exportaciones y venta de servicios, entre otros asuntos.



La internacionalista Socorro Ramírez escribió hace poco en El Tiempo: “Colombia debe nombrar personas intachables, conocedoras de la región y capaces de concretar oportunidades para el país. Se echan de menos voces que, desde la costa y el archipiélago, sustenten candidaturas idóneas -por ejemplo, para la nueva embajada en Trinidad y Tobago o para la secretaría general de la Asociación de Estados del Caribe- y propuestas para la construcción de una verdadera política grancaribeña".


En el pasado se hizo una experiencia interesante y exitosa. El gobierno de César Gaviria amplió el número de representaciones de Colombia en el Caribe y, bajo los nuevos aires de la Constitución de 1991 y a petición de los isleños, nombró a los cinco profesionales  mencionados de San Andrés y Providencia.


Su experticia, sus iniciativas, el creole y otros rasgos culturales compartidos con algunos de sus anfitriones y pares caribeños generaron relaciones estrechas que abrieron oportunidades para Colombia y sus islas, además de facilitar importantes negociaciones limítrofes.


Su nombramiento fue también un justo reconocimiento a la especificidad del archipiélago y a sus estrechos nexos geográficos, históricos, culturales y de sangre con esa región. Sin embargo, en los gobiernos siguientes las representaciones de Colombia en el Caribe se vieron reducidas por razones fiscales, pero, sobre todo, por la falta de una consistente política hacia el Gran Caribe.



La sugerencia de la Misión de Política Exterior sigue vigente. Si Colombia asume integralmente su condición de país Caribe, tendría un espacio para una beneficiosa política exterior.


La mayoría de los países del Gran Caribe, en especial los insulares, tienen carencias en sectores en los que Colombia tiene fortalezas. Y en la Asociación de Estados del Caribe (AEC), la fuerza cultural del Caribe colombiano puede ejercer un 'softpower' con ganancias para todos. En cambio, las discontinuidades, el clientelismo solo ratifican la desconfianza hacia el país.



La concepción del isleño extraño al prototipo nacional debe ser erradicado permanentemente si verdaderamente queremos integrar el país.


Obviamente somos diferentes, somos parte del Caribe Mágico fruto de la combinación de razas, credos, lenguajes y costumbres, con antepasados sin fronteras, y no por eso y/o por el temor acumulado del supuesto separatismo por el hecho de estar geográficamente distantes, se siga desconociendo la fidelidad tradicional en la inmensa mayoría de población raizal a Colombia, a pesar de las desventajosas condiciones impuestas históricamente.



Kent Francis James
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Última actualización ( Lunes, 17 de Octubre de 2011 19:52 )  

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