A propósito de la reciente aprobación, en un primer debate en Cámara de Representantes, de la sonada Ley de la Música, el artista isleño Elkin Llanos (primero a la izquierda, en la foto) habló sobre la participación de San Andrés en las mesas de construcción del proyecto presentado en el Legislativo.
El Proyecto de Ley 189 de 2022, con miras a convertirse en ley de la República, es impulsado por el Ministerio de Cultura, y busca acabar con la precarización laboral que comúnmente ha caracterizado al sector de los músicos y artistas del país.
Según la ministra de Cultura, Patricia Ariza, el proceso de creación de la norma ha sido un trabajo colectivo de productores e intérpretes de todas las músicas, en gran parte de las regiones de Colombia, con enfoque diferencial, poblacional y de género.
Participación isleña
Por su parte, el músico Llanos (más conocido como ‘L-king’), comentó que dicha construcción se ha dado a partir de mesas de participación y concertación, desarrolladas en Cartagena para el caso de la región Caribe e Insular, y donde estuvo él en representación de San Andrés.
Con respecto a sus impresiones frente a la mencionada ley y cómo fluyeron los diálogos, el artista afirmó que se trata de un gran avance hacia la reivindicación del trabajo musical, sobre todo de aquellos que llevan muchos años desempeñándose en el campo y que las condiciones de reconocimiento de su arte o gestión, tanto económico como social y cultural, no han sido las mejores.
“Pienso que la Ley, primeramente, busca reivindicar esos vacíos históricos, con una intención muy clara de impactar en la periferia del país a través de estas mesas de trabajo incluyentes en las regiones, para que los músicos tradicionales, los maestros de experiencia que no pertenecen a la llamada ‘industria musical’ (que figuran en radio o la televisión, o son tendencia en redes sociales), salgan también favorecidos”, comentó.
A músicos tradicionales de zonas periféricas de Colombia, como el Archipiélago, se refirió particularmente a grupos como Creole y Orange Hill, en San Andrés; y a Coral Group o el maestro Willy B. en Providencia, a quienes se pretende abarcar sus necesidades de igual forma que a las del nodo artístico que vive en las grandes capitales, y que lógicamente tienen mayor visibilización.
“Para mí se trata de un giro interesante, en términos de inclusión y enfoque diferencial, lo que pretende la Ley de Música”, puntualizó Llanos.