Un equipo humano del reconocido canal de divulgación científica National Geographic, acompañado de varios colaboradores y entidades nacionales, recorrió distintos puntos de la geografía colombiana adelantando estudios sobre riqueza marina, incluyendo la Reserva de Biósfera Seaflower (RBS)-(Fotos Nat Geo)
El programa de investigación llamado ‘Pristine Seas’, exploró Malpelo y el Golfo de Tribugá, ambos en el océano Pacífico. Posteriormente llegó al Caribe, puntualmente a la isla cayo Serranilla y a Bajo Nuevo, al norte del Archipiélago de San Andrés.
Al término de la expedición, Alex Muñoz, director para América Latina de National Geographic, afirmó que “las dos últimas semanas del viaje fueron maravillosas, por los hallazgos científicos e inéditos encontrados en la RBS”.
De otra parte, científicos de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Coralina) se sumaron al equipo de Nat Geo y revisaron los ecosistemas marinos, desde la parte más superficial hasta los 2.000 metros de profundidad, aproximadamente.
Esta investigación complementó algunos estudios previos realizados en las mismas zonas, en los años 2009, 2010 y 2012; añadiendo en esta ocasión nuevos componentes tecnológicos, para documentar su estado actual en profundidades mayores a las conocidas previamente.
Inmersión con fines sustentables
En tal sentido, Muñoz manifestó que “van quedando muy pocos lugares conservados en los océanos del planeta; Seaflower es un tesoro natural, por su biodiversidad y por ser el refugio de especies animales que están amenazadas en todo el mundo, como los tiburones y los corales. Nat Geo cree que es una ventana de oportunidades que se abre, para que la protección de estas áreas sea ampliada y declarada como zona
protegida”.
A su turno, el científico colombiano Juan Mayorga, director del equipo investigador ‘NatGeo Pristine Seas’, resaltó que los arrecifes de Bajo Nuevo y Serranilla son hábitats que se encuentran en muy buenas condiciones, con un potencial de vida grandísimo; exaltó además, la gran cantidad de tiburones avistados, lo que indica un estado aceptable de los ecosistemas marinos.
“Elegimos al Archipiélago para su investigación, por tener semi atolones únicos en el mar Caribe y porque sabíamos que al ser tan remotos, tendrían la posibilidad de que estuviesen en buen estado de integridad ecológica”, añadió.
Así mismo, Pristine Seas recalcó que como Nat Geo busca dar a conocer a nivel mundial el grado de conservación en que se encuentran estos tesoros colombianos, también pretende revelar algunos ‘tensores’ como la sobrepesca, la pesca ilegal y enfermedades coralinas que ponen en peligro su bienestar, y con ello, tomar medidas para su protección.
Experiencia de coralina
De acuerdo con el coordinador de Áreas Protegidas de Coralina, el biólogo Nacor Bolaños, para participar en esta fase Nat Geo solicitó personas con conocimientos en peces y en corales. Dada su experiencia de otros años en Serranilla, Bajo Nuevo y
Bajo Alicia, y por sus abundantes publicaciones científicas, lo eligieron a él y a su compañero en la entidad, Alfredo Abril Howard.
“A nivel personal fue muy emocionante haber conocido la experiencia de aquellos expertos extranjeros, ver su tecnología y observar tantos animales en su medio natural, a una profundidad diferente a la que nosotros frecuentamos. Estar ahí fue sumamente gratificante a nivel científico e importante también para Coralina, puesto que se lograron avances gigantes en el conocimiento de la biodiversidad submarina y tenemos nuevos registros de especies para la RBS”, detalló Bolaños.
El funcionario también comentó que parte de los objetivos, era caracterizar la composición y la salud de los ecosistemas de los arrecifes coralinos, caracterizar y documentar comunidades de aguas pelágicas, analizar la concentración de plásticos en aguas superficiales y realizar marcaje satelital de tiburones, entre otros.
Para ello emplearon diferentes metodologías, como el monitoreo de bentos, toma de muestras para hacer ADN ambiental, muestreo micro paleontológico y de microplásticos, censos con submarinos y cámaras de profundidad, además de buceo científico.
“Nat Geo tiene equipos únicos, una tecnología de punta que no tenemos en el país, como por ejemplo un submarino con la capacidad de descender hasta 400 metros y unas cámaras que pueden bajar hasta 6.000 m”, explicó.
Sobrepesca, una amenaza.
Dentro de los hallazgos reportados, por ejemplo, se reportó una ausencia casi total de grandes especies de interés ecológico y económico en Bajo Nuevo, muy a pesar que su cobertura de coral es excepcional lo que ratifica que existen serios problemas de sobrepesca en la zona.
Estos resultados proporcionan el soporte necesario para que Coralina tome acciones en relación con la protección de esas áreas. “Estos halazgos no se quedarán en el papel, avanzaremos mediante el uso de tecnología y alianzas con otras autoridades como la Armada Nacional y las secretarías de Turismo y de Agricultura y Pesca”, apuntó el biólogo.
Para finalizar, informó que Nat Geo apoyará a Coralina en la protección de estas áreas y que parte de las investigaciones desarrolladas en la Reserva de Biosfera Seaflower, serán publicadas en un documental que se emitirá en su prestigioso canal.
Blanqueamiento del coral
Muy a pesar de los hallazgos positivos revelados por esta expedición, también se evidenció la presencia de la llamada enfermedad de ‘pérdida de tejido’ de coral.
Dicha afectación fue reportada por el biólogo sanandresano Abril Howard, quien manifestó que la comunidad científica se encuentra muy preocupada por la rápida propagación de la enfermedad, su efecto letal sobre los corales y porque, hasta el momento, poco se sabe de sus causas y tratamiento a seguir.
La enfermedad fue registrada por primera vez en Florida en el año 2014 y desde entonces, se ha extendido rápidamente por más de 15 países en el Caribe.
“Cuando los corales se afectan por enfermedades o acciones nocivas del hombre, vemos cómo disminuyen los bienes y servicios que nos aportan, causando, por ejemplo, baja cantidad de peces y procesos erosivos en las costas.
En síntesis, un arrecife no sano no provee vida alrededor de él”, explicó el profesional raizal. Así mismo, aseguró que para enfrentar a este nuevo enemigo, y aunque se desconocen las causas específicas de su aparición, desde inicio de este año Coralina inició un trabajo mancomunado con la Universidad Nacional de Colombia, Ecomares y el ‘Perry Institute for Marine Science’ (de Bahamas), para formular una propuesta de manejo.
Para concluir, Abril Howard recalcó que no hay que confundir la ‘pérdida de tejido’ coralino, con el también peligroso ‘blanqueamiento’ de coral. “El blanqueamiento no ha sido catalogado como una enfermedad, sino que se trata de un evento transitorio de los corales. Me explico: ellos hacen una asociación con un organismo llamado ‘zooxantela’, que es el encargado de darles el color e interviene en la producción del carbonato de calcio.
Cuando la temperatura de los océanos aumenta, el coral se estresa y como mecanismo de defensa, expulsa la zooxantela”, detalló.
Por tal razón, Coralina solicita que al identificar un posible caso de esta enfermedad en San Andrés, se establezca el lugar preciso del hallazgo, se tomen varias fotografías del sitio, y se informe a la entidad a través del correo: areas. Esta dirección de correo electrónico está protegida contra robots de spam. Necesita activar JavaScript para poder verla .