Tras el aterrador homicidio a domicilio cometido contra la humanidad de María Mercedes Gnecco, la noche del 5 de octubre pasado en su vivienda ubicada en el sector de Pepper Hill, al sur de la isla; la ciudadanía continúa a la expectativa de conocer la identidad de los autores y los móviles de este abominable acto criminal.
Este nuevo hecho de violencia se suma a otros de diversas características, pero igualmente dolorosos, en una ciudadanía que en las últimas décadas ha venido perdiendo vertiginosamente su calidad de vida, otrora pacífica y equilibrada, a cambio de una sobrecarga social generadora, entre otros, de estos hechos delincuenciales.
Por eso es comprensible el clamor de la sociedad civil demandando claridad y justicia. Así como es procedente la oferta de recompensas a quienes suministren información confiable sobre los presuntos responsables. Lo anterior, claro está, acompañando y rodeando las acciones de la inteligencia y la fuerza policial.
A propósito, al cumplirse por estos días cuatro años de la creación del ambicioso Observatorio de Seguridad Ciudadana (OSC) –inaugurado en septiembre de 2017 por el general, y entonces vicepresidente, Oscar Naranjo–; sería de provecho público conocer los resultados de su ejecución en el último cuatreño y sus planes a corto, mediano y largo plazo.
Lo anterior en el contexto de que la implementación del OSC abrió en su momento el espectro para el entendimiento del delito y la multiplicidad de factores que intervienen en él, como el trabajo de un equipo interdisciplinario que permitiría –según se anunció entonces– “generar seguimiento y reportes diarios, semanales, mensuales y anuales”.
La memoria de María Mercedes Gnecco y de todas las víctimas de la violencia en las islas merecen, al menos, ese gesto a manera de inestimable homenaje.