El inicio de cada año escolar está signado por la desesperación de las autoridades respectivas ante la creciente deserción de los estudiantes del sistema educativo estatal. Como siempre, contradiciendo toda lógica, se ingenian campañas para completar la matrícula y no perder los recursos que el Ministerio de Educación Nacional (MEN) asigna a las Entidades Territoriales, pero no remedian las causas que obligan al estudiante a desertar. Y soluciones hay.
Uno de los mayores retos que tiene la Escuela es el de mantener a sus estudiantes comprometidos y motivados en el aprendizaje. Prácticas pedagógicas enfocadas en un trabajo más retador y complejo que estimulen la participación del estudiante, dejando de lado la enseñanza memorística, pueden ser parte de la solución.
Una de ellas es el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), metodología que por su efectividad ha tenido una alta aceptabilidad en el mundo escolar, según Tatiana Charry, rectora de Newport School de Bucaramanga, al utilizar un enfoque interdisciplinario que estimule el trabajo cooperativo en lugar de uno por área o asignatura.
El eje de esta metodología es el Aprendizaje Activo (AA), el cual permite a los estudiantes ver cómo sus estudios se interrelacionan con la solución de problemas de la vida real, motivándolos académicamente y adquiriendo un rol activo en su formación. Para la Universidad EAFIT este AA es “una estrategia centrada en el aprendizaje del estudiante a través de una experiencia de colaboración y reflexión individual en forma permanente”.
Los trabajos por proyectos se utilizan en la Escuela desde antiguo, pero la diferencia con el ABP es que este “Es una estrategia educativa integral (holística), en lugar de ser un complemento. El trabajo por proyectos es parte importante del proceso de aprendizaje”, afirma la Universidad ICESI; además, demanda del docente una mayor entrega y preparación. El ABP es la versión moderna del viejo y sabio proverbio chino:-“Dígame y olvido, muéstreme y recuerdo, involúcreme y comprendo”.
Que el ABP no es extraño en nuestra Escuela lo demuestra el Decreto 1860 de 1994 al indicar que ciertas Áreas (las previstas en el artículo 14 de la ley 115 de 1994) deben ser desarrolladas en forma de Proyectos, los cuales deben estar planificados en el Plan de Estudios de la IE y su selección ha de tomarse “por tener relación directa con el entorno social, cultural, científico y tecnológico del alumno”; además de cumplir “la función de correlacionar, integrar y hacer activos los conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y valores logrados en el desarrollo de diversas áreas, así como de la experiencia acumulada”.
Un ejemplo mundial nos lo regala Finlandia, pequeño país europeo que posee “uno de los mejores sistemas educativos del mundo” corroborado con los resultados PISA, al adoptar en su sistema educativo desde 2016 el método llamado phenomenon learning, aboliendo el aprendizaje por materias. “Bajo este sistema, las clases tradicionales serán desplazadas por proyectos temáticos, gracias a los cuales los alumnos se apropiarán del proceso de aprendizaje”. Esto, porque reconocieron que la educación tradicional no está preparando a los niños para el futuro, cuando necesitarán una capacidad de pensamiento transdisciplinaria, mirar a los mismos problemas desde distintas perspectivas y usando herramientas de distintos tamaños. Una verdadera apuesta para las Competencias del siglo XXI.
Aquí los genios piensan otra cosa y las autoridades solo de eso tienen el nombre, abandonando a su suerte a los centenares de miles de niños que asisten a la Escuela Pública, incurriendo, además, en prevaricato.
Dicen los entendidos en estos temas que los beneficios que aporta la metodología a la formación de los niños son muy gratificantes, siempre y cuando se supere la modorra de tantos docentes apegados al dictado y la memoria, convirtiendo al docente en un guía y un acompañante que los apoya a lo largo del proceso para cumplir con su objetivo. “Este modelo genera un poco de controversia, pues rompe el paradigma de lo tradicional (…) individualista, (...)”, advierte la rectora Charry, realidad que todos los días vemos aflora.
Beneficios de este ABP: prepara a los estudiantes para la vida laboral fortaleciendo habilidades blandas como la colaboración para construir conocimiento, planteamiento de proyectos, comunicación, toma de decisiones, aumento de la autoestima al conectar el aprendizaje escolar y la realidad, manejo del tiempo, la creatividad, la comunicación y la cooperación y negociación, habilidades tan necesarias hoy; el estudiante adquiere pensamiento crítico, mejora el rendimiento y aumenta la motivación para asistir al colegio y disposición para sus clases, particularmente si desde los primeros años escolares el niño es formado en esta metodología.
El aprendizaje por proyectos no es novedoso, pero trae novedades. Por ello, sigue siendo una apuesta de futuro muy presente que debería formar parte de nuestro panorama educativo actual.
COLETILLA I. Los 41 billones para educación, el más alto de la historia, solo representan el 4,5% del PIB, mientras que en 2014 era del 4,7%, llevándonos a ocupar el puesto 12 entre 18 países latinoamericanos, muy lejos de Cuba (12,8%) que es el primero.
COLETILLA II. Colombia es el país latinoamericano que menos invierte en Educación por estudiante: el promedio son 10 mil dólares anuales, aquí se invierten US$3.245, afectando el nivel formativo de la población del país.