Este lunes 15 se desarrolló en el Centro Cultural del Banco de la República, la conferencia '¿Costa Atlántica? No, Costa Caribe', a cargo del ex vicepresidente de la República y ahora investigador y académico, Gustavo Bell. Historia y literatura; razones y propósitos de un anhelo, por ahora, frustrado.-Nutrida asistencia.
Bell fue director del periódico El Heraldo (en su natal Barranquilla) además de un político consumado en los años 90: gobernador del Atlántico, vicepresidente en el gobierno de Andrés Pastrana y su ministro de Defensa. Posteriormente fungió como embajador de Colombia en Cuba e integró la mesa de diálogos con las FARC y posteriormente con el ELN (cargo que desempeñó hasta el año pasado). Actualmente es uno de los investigadores más destacados en el Caribe.
La conferencia giró en torno a varias de las reflexiones que, el también abogado y periodista barranquillero, ha desarrollado a lo largo de su vida académica acerca del Gran Caribe y sobre lo que considera “algunas equivocaciones en la historia del país” y del equívoco al llamar a la región norte colombiana ‘costa atlántica’ y no ‘costa caribe’.
Durante su exposición, Bell explicó cómo empezó a interesarse en investigar algunos vacíos en la historiografía de la región Caribe, cuando a comienzos de 1997 y a raíz de los mapas de Colombia que el periódico El Tiempo publicaba ilustrando temas de esa zona del país, utilizando la frase ‘Costa Atlántica’.
“Así que envié una carta al defensor del lector de la época, haciéndole caer en cuenta que nosotros no teníamos costas sobre el océano Atlántico; y por ende no era el término correcto.
Para mi sorpresa, posteriormente él publicó una carta dándome la razón y respaldando mi opinión haciendo alusión a mapas del Instituto Agustín Codazzi”, explicó el investigador.
Bell agregó que el defensor invocó a “la costumbre” de la mayoría (sino de todos) los colombianos de emplear ese término; pero resaltó lo que él decía en la misiva y era que el tema revestía suma importancia, “porque lo Caribe expresa una cultura muy particular, diferente a la del Atlántico. Y en tiempos de globalización, con el reto cultural que ello implicaba, era imperativo llamar a las cosas por su verdadero nombre”.
“¿Qué hay detrás de esa costumbre?”
Como toda toponimia –continuó el académico–, la colombiana está permeada por factores políticos, culturales y sociológicos; es decir, la asignación del nombre de un lugar no es gratuito, detrás de las denominaciones geográficas hay un por qué.
Adicionalmente, Bell encontró en la historia del país que a partir de 1761 se popularizaron los mapas, para tener un mejor conocimiento del Virreinato de la Nueva Granada y poder tomar decisiones más planificadas para su control; pero estos primeros levantamientos cartográficos eran muy generales.
“El impulso decisivo para el nacimiento de una nueva cartografía vino en 1772 por decisión del virrey Pedro Messía de la Cerda, el primero en dar, dentro de su informe de entrega del mandato un informe por escrito de su gestión (en la actualidad, una especie de rendición de cuentas) adjuntando un mapa del estado actual del virreinato”, añadió Bell.
Podría parecer un mapa similar a los que ya se manejaban en la época, pero éste en particular estaba acompañado de información de la población, recursos naturales, ingresos fiscales y otros elementos relevantes del Virreinato; sin embargo, notó que al mar Caribe se le denominaba ‘mar del Norte’.
Siglo XIX decisivo
En cuanto a la cartografía del litoral marítimo al norte del Virreinato, los trabajos de la expedición Fidalgo –que tuvo como centro de operaciones a Cartagena y que formó parte de la elaboración del Atlas de la América Septentrional, una de las grandes expediciones científicas españolas de finales del siglo XVIII– el conferencista anotó lo relevante de esta empresa, toda vez que se levantaron gran cantidad de mapas durante varios años; cartografías desde la desembocadura del rio Orinoco hasta la península de la Florida, pasando incluso por la isla de Providencia.
“Sin embargo, los errores persistían: por ejemplo, en las descripciones de las provincias de Cartagena y de Santa Marta decían que limitaban al norte con el mar atlántico”, cuando en palabras del mismo Bell, Colombia no posee costas allí.
El conferencista comentó que solamente hasta el año 1811, apareció el primer mapa con el nombre de mar Caribe, ubicándolo al norte de Colombia.
Y así continuó con una serie de hechos históricos puntuales que marcaron, al vaivén de los acontecientos geopoliticos de la región y el claro predominio de la clase dirigente asentada en el centro del país; una concepción andina, excluyente y determinante de la nación que hasta hace poco –con escasas excepciones– le ha dado la espalda al mar Caribe.
Al final hubo una breve ronda de intervenciones del público con preguntas y comentarios a cargo de Jairo Archbold, Samuel Robinson, Kent Francis y Jorge Garnica de Armas, entre otros.