CNN en Español publicó ayer un artículo con cifras sobre la relación Nicaragua-Rusia. Nada novedoso: los tanques, aviones bombarderos, lanchas lanzamisiles, las bases de entrenamiento, etcétera. Pero había algo nuevo: el anuncio de un ejercicio militar ruso en territorio nicaragüense.
Para como están las cosas en el Mundo, no es cualquier cosa. Hace dos días, un ejército de la OTAN (Organización del Tratado Atlántico Norte, una alianza militar europea-estadounidense) se trasladó hacia Rumania, donde hay más de 1200 efectivos preparando ensayos militares de situación de guerra. Desde los primeros días de abril, medios rusos publicaron la noticia del ejercicio en Nicaragua, que se trataría de un simulacro de eliminación de una amenaza terrorista.
El propio Ministro de Defensa ruso hizo una declaración al respecto del evento, lo cual ya indica que no se trata de algo pequeño. Supuestamente, va todo en la línea de la cooperación rusa para la guerra contra el narcotráfico. No se conocen muchos detalles, se especula que al menos cien paracaidistas podrían aterrizar usando diez vehículos militares, de acuerdo a información de una agencia de análisis militar.
Los principales integrantes del ejercicio serán activos de tropas de aterrizaje aéreo, paracaidistas rusos. Mientras se planean las fechas y la locación del ejercicio, diputados de la oposición manifiestan su preocupación. Walter Varela, por ejemplo, dijo que el ejercicio tiene la intención de insinuar que Nicaragua enfrenta amenazas externas.
Considerando el estado de cosas en Venezuela, su más importante aliado político en la región, Ortega debe estar pasando noches sin dormir. Todos los medios llaman la atención sobre una posible carrera armamentista en Centroamérica, donde la influencia de Estados Unidos ya ha dejado una huella histórica de violencia y de dictaduras, de presencia de tropas extranjeras, y ahora la presencia de las tropas rusas no es un buen indicio para el futuro cercano.
No sería extraño que las alarmas estuvieran encendidas en el Ministerio de Defensa, en Presidencia, en Cancillería. No se trata de asuntos que salgan en la prensa nacional, por ahora, por lo menos no de esta forma. Las noticias sobre San Andrés últimamente tienen que ver con la corrupción, con los escándalos por la contratación y eso ya hace suficiente ruido en medios de noticias alternativos como Las2Orillas.com y LaSillaVacia.com. Vergonzoso, porque finalmente la corrupción es del Estado, el encargado de garantizar la seguridad a la población.
La delincuencia en la isla tampoco deja espacio para más. Lo inmediato se ha apoderado de la atención, y de la opinión de los isleños y de los demás interesados en los asuntos del Archipiélago. Mientras más desorden haya, mejor para los intereses de la militarización. De todas formas, el tema de Nicaragua se maneja con el secretismo de una familia conservadora que no expresa sus problemas personales sobre la mesa, que trata de manejarlos con el liderazgo del patriarca, hasta que todo se caiga por su propio peso.
Mientras en la isla las noticias alimentan la sensación de miedo, el gasto público y la atención del gobierno se enfocarán en ese asunto de la seguridad y la defensa. Pero, ¿cuándo será tan importante en la agenda nacional, como para interesar a la opinión pública? ¿Será que a nadie le interesa el papel que juega el Estado colombiano en la geopolítica mundial? Está visto: más allá de la playa y el sol, hay poco interés en un Archipiélago que representa un valioso activo geopolítico, que corre el riesgo de ser capitalizado por Estados Unidos en medio de la cruzada bélica en la que está Trump.
En medio de otra crisis de gabinete, y4ad portas de una crisis de gobernabilidad por la oposición que enfrenta en la Asamblea, es difícil que la clase política resuelva el asunto de la supervivencia. Difícil, sobre todo porque muchas veces ni la comunidad misma está consciente de la necesidad de optimizar los recursos que tiene, del lugar que ocupa en el Mundo, de la dignidad que hay en pensar en el futuro. No es diferente en la isla que en las grandes ciudades, al final casi todos, salvo los que suministran los sedantes, duermen. Peaceout.