Este 30 de noviembre será recordado como el día ‘día cívico del terror': 25 heridos con armas de fuego, cuchillos y machete; bloqueos de vías; retenes extorsivos exprés y pandillas motorizadas produciendo desmanes a tutiplén. El cumpleaños más triste para San Andrés.
Todo este desmadre fue bautizado mordaz, pero brillantemente, por la cronista Edna Rueda Abrahams, como 'San Andrex', en una suerte de radiografía cruda y descarnada –tal cual el originario carnaval– publicada por este periódico. Una realidad social, que no por marginal, hay que desatender ni un minuto más. (ver también http://www.elisleño.com/index.php?option=com_content&view=article&id=12442:san-andrex&catid=47:columnas&Itemid=86 )
Las medidas de seguridad anunciadas por el gobernador Ronald Housni Jaller son justas y necesarias; sin embargo, además de acompañarlas, al mismo tiempo, es urgente y primordial trabajar para mejorar la convivencia en las islas, sobre todo con énfasis en propuestas concretas para la juventud.
Una comunidad sin parques infantiles, la Casa de la Cultura transformada en un muladar a la vista de todos, y los célebres ‘megacolegios’ convertidos en ruinas abandonadas antes de inaugurarse; son apenas ejemplos de este gran caldo de cultivo social.
Existen simbologías tan obvias que quizás por eso mismo no alcanzamos a ver. Pero una sociedad que sacrifica la educación y el deporte de sus hijos a costa de la corrupción no puede esperar nada bueno a cambio. Son ejemplos que se contagian, espejos inocultables y mensajes sobre los que vale la pena reflexionar…
Sino ¿qué puede significar que se desplome a pedazos la construcción del Coliseo Rosado Maxwell Newball, otrora templo inexpugnable de basquetbol isleño, convertido, por obra y gracia de nuestra inmadurez social, en centro de reclusión del menor infractor? Y despues nos damos golpes de pecho...