“Los socios mayoristas de la UT Misión Vital no están en capacidad de seguir administrando el hospital Amor de Patria”, afirmó en forma tajante el gobernador Pedro Gallardo Forbes. De esta manera el mandatario isleño salió a desmentir versiones que presagiaban el regreso de dicha organización al policlínico local.
En igual sentido se pronunció el Consejero Presidencial para las Islas, Juan Guillermo Ángel, tras atender la semana pasada una reunión con Gallardo Forbes y los socios de Misión Vital en el Ministerio de Protección Social.
El alto consejero le dijo a WOL que antes del 2 de abril habrá una decisión porque ese día vence el plazo provisional otorgado por el ministerio a Caprecom, administrador actual del Amor de Patria. “El próximo 2 de abril, Viernes Santo, termina el contrato de Caprecom y habrá forzosamente una decisión final”, puntualizó Angel, aclarando que para que vuelva Misión Vital deben cumplirse tres premisas inapelables: que se ponga al día con todas las acreencias pendientes; que el 100 por ciento de sus socios quiera y acepte regresar; y finalmente, que el gobernador de las islas decida admitirlos.
Al respecto, Gallardo Forbes; su secretario de Salud, José Antonio Rodríguez Robles y el equipo jurídico del ente territorial; han atendido varias reuniones en el vice ministerio de Salud, con presencia de Ángel Mejía, ratificando que “las voluntades de dos de los tres socios principales son negociar la rescisión del contrato ante la imposibilidad financiera de continuar”. El año pasado Misión Vital reconoció públicamente haber perdido más de 3.600 millones de pesos en la operación y actualmente mantiene millonarias deudas con antiguos empleados, funcionarios y proveedores de San Andrés.
Así mismo, el alto funcionario presidencial expresó que entre las posibilidades cabe declarar la caducidad del contrato para terminar con la sombra de la UT. Así las cosas, y prácticamente por sustracción de materia, la aventura de Misión Vital en las islas quedaría prontamente concluida y con ella -probablemente- el capítulo más caótico de la historia de la salud en San Andrés y Providencia.